Elecciones 2024
Elecciones 2024

La brecha entre las tasas de corto y largo plazos en Estados Unidos se había venido reduciendo drásticamente durante los últimos meses hasta que en estos días sucedió un fenómeno no visto desde el 2007: la curva de tasas se ha invertido. La tasa que paga el bono a 10 años ha continuado con su drástica caída, ubicándose en 2.37% al momento de escribir estas líneas mientras que la tasa del bono del tesoro a 28 días se ubica en 2.42 por ciento.

Éste no es un fenómeno común y, en la gran mayoría de las ocasiones que se ha presentado, ha sido seguido por una recesión en un lapso promedio de 10 meses. El aplanamiento de la curva de tasas observado durante los últimos meses se había venido dando porque los incrementos en la tasa de fondeo que fija la Fed no habían sido acompañados por movimientos al alza de la misma magnitud en el mercado de tasas de largo plazo.

Esta situación se exacerbó cuando la Fed dio un cambio drástico en su mensaje de política monetaria en enero, poniendo fin de manera anticipada a sus planes de incrementos en el nivel de tasas y su programa para retirar liquidez del mercado ante un creciente riesgo de desaceleración y la ausencia de presiones inflacionarias.

Aunque los estimados de la Fed todavía apuntan hacia una posible alza en el 2020, el mercado tiene una visión más pesimista y está descontando que el banco central tendrá que reducir las tasas tan pronto como finales del 2019 o principios del 2020 para enfrentar el fin del ciclo de expansión que en estos meses cumplirá una década.

La fuerte caída en las tasas de interés de largo plazo en Estados Unidos, que ha sido el principal contribuyente a la inversión de la curva de tasas, también suele ser una señal de mayor demanda de activos de bajo riesgo que normalmente sucede durante periodos con fuertes incrementos a la aversión al riesgo. Sin embargo, estos periodos de fuerte aversión al riesgo suelen ser acompañados de mucha volatilidad y caídas en los mercados accionarios, situación que no hemos visto en las últimas semanas.

A pesar de que la inversión de la curva de tasas de interés no es un presagio infalible de una recesión, sí es un indicador relativamente confiable. Es importante aclarar que la inversión en la curva de tasas no es la causante de una recesión, ya que en realidad es el reflejo de las expectativas del mercado. Los compradores que incrementan la demanda de bonos de largo plazo y causan la caída en las tasas (las tasas que pagan los bonos se comportan de manera inversa a su precio, es decir, un alza en el precio de los bonos resulta en una tasa de rendimiento más baja) están anticipando un deterioro en las condiciones económicas y una reducción en las tasas por parte de la Fed.

La última vez que presenciamos una inversión de tasas fue en el tercer trimestre del 2007, cuando los mercados accionarios en Estados Unidos marcaron un máximo histórico a partir del cual comenzaron un fuerte declive que llegó a su punto más bajo en marzo del 2009. La penúltima vez que se presentó el fenómeno de inversión de la curva de tasas fue en el 2001, situación que también fue seguida por una recesión. En ambas ocasiones, la Fed se movió rápidamente para combatir la recesión mediante recortes importantes a las tasas de corto plazo. Sin embargo, en aquellas ocasiones la tasa de interés de referencia se encontraba entre 5 y 6%, dando bastante espacio a la Fed para actuar de manera agresiva.

En la actualidad, la tasa de interés de referencia se ubica en apenas 2.5%, lo cual deja poco margen de maniobra a la Fed para enfrentar una recesión. Aunque la actual inversión de la curva podría ser una falsa alarma de recesión, la longevidad de la expansión en Estados Unidos, aunada a una desaceleración generalizada a nivel global son señales que no deben ser ignoradas, y aunque los mercados accionarios se benefician de un entorno de tasas bajas y con perspectivas de futuros recortes, resultaría irresponsable descartar la posibilidad de que la actual desaceleración se convierta en una recesión en el 2020. Por supuesto, hay de recesiones a recesiones, tema que abordará la siguiente edición de Sin Fronteras.