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En los procesos de la percepción la forma pesa más que el fondo. O visto desde otro ángulo, como los clásicos de la comunicación sostienen: percepción es realidad.

La nueva crisis de OHL de las conversaciones grabadas a altos directivos en que platican de cómo amortiguar los impactos financieros de los sobrecostos en la construcción del Viaducto Bicentenario –a través del incremento de peaje-, sólo viene a echar pesados ladrillos en contra de la reputación de la empresa española.

Pero no sólo en la reputación, sino en los hechos mismos: una pérdida de valor en la capitalización, caída en el valor accionario, señal de cautela enviada a los inversionistas por parte de los analistas bursátiles; atención focalizada de los grupos financieros y bancarios que han depositado recursos en las obras de OHL y respuestas políticas y regulatorias de la autoridad para tratar de contener la propia imagen, como es el caso del gobernador Eruviel Ávila que no sólo ordenó una auditoría mediante PriceWaterhouseCoopers, sino indefinidamente no autorizar por aumentos de peaje a OHL hasta en tanto no se aclare la situación.

En gestión de situaciones de crisis existen tres elementos para medir el alcance de un hecho grave: el impacto mediático, el impacto perceptual y el impacto en los hechos. En el caso OHL esos tres aspectos se conjuntaron en un escalamiento rápido que para cualquier empresa o consultora es difícil atender con prontitud por los diferentes frentes o grupos de interés involucrados.

Por lo que puede observarse en el seguimiento periodístico del caso, el primer impacto que recibió OHL fue el mediático en baja escala, pero aparentemente se intentó contener entre los analistas bursátiles como una forma de contener el impacto perceptual en los mercados bursátiles, el de México y España, sobre todo porque debe recordarse que OHL basa sus operaciones en altos niveles de apalancamientos y expectativas de retorno de inversión basadas en la estabilidad de las concesiones que obtiene en materia carretera.

¿Qué leyeron los analistas bursátiles? Tal vez que los sobrecostos estaban presionando la viabilidad financiera futura de OHL; que los retornos de inversión no se dieran en tiempo y forma, con lo cual se afectarían los compromisos financieros.

¿Golpe calculado o efecto colateral de alta proporción de quienes urdieron la trama de las grabaciones?

El Presidente de OHL México, José Andrés de Oteyza, aseguró en una entrevista con Joaquín López-Dóriga que se sabe ya quienes realizaron el espionaje telefónico y que se trata de una empresa; no competidora, aclaró.

Alicia Salgado escribe en su columna de Excélsior que “parece que se ha identificado a quién pagó por el ilícito y se trata de un contratista de la construcción a quien el Estado de México lo inhabilitó y le canceló un contrato el 4 de mayo (no señala de qué año)”.

OHL tiene muchos frentes abiertos no sólo judicialmente o de problemas con la comunidad -como es el caso de gente de Ecatepec que acusan no se les han pagado algunas indemnizaciones- sino también por haber sido una de las empresas que mayor cantidad de obra ganó en la administración mexiquense del hoy Presidente Enrique Peña Nieto.

La empresa de origen español en México trabaja en esquemas intensivos de subcontratación que seguramente puede dejar inconformes a más de uno en los términos de las negociaciones. “La constructora se está forrando”, se escucha en alguna de las grabaciones en alusión a quienes tienen o tenían a su cargo la construcción de partes del Viaducto Bicentenario. OHL actúa en la mayoría de los casos como un integrador.

El tema de los sobreprecios, de los sobrecostos, está en el fondo y su impacto en las proyecciones financieras de retorno de inversión que garanticen  el pago de compromisos y la utilidad esperada en los tiempos establecidos del título de concesión.

La crisis mediática ha sido alta porque se intercala con las sensibilidades propias del entorno en México: la cadena de señalamientos de conflictos de interés y desvío recursos públicos o casos de corrupción.

Buscar quiénes fueron los pájaros en el alambre es lo de menos, en el recuento de daños. Preocupa, sin duda porque interfiere en la privacidad absoluta, lo cual debe ser lección en adelante.

Y como refiere José Andrés de Oteyza –en entrevista radiofónica- se trató de comentarios propios que se hacen en los negocios. Por tanto, el hecho de que no se haya realizado un acto para formalizar la intención comentada en las grabaciones resulta en que no hay delito alguno. De la maquinación a la materialización hay varios pasos, de acuerdo a la teoría jurídica.

Pero la forma pesa. Y el resultado es que OHL ha quedado en la atención focalizada. Ya no sólo es lo que le sucede en México, sino sobre su proceder en varios países donde se ha visto inmersa en controversias legales y políticas de diversa índole.

Los pájaros y sus alimentadores han de estar felices, más aún si no se sustenta bien judicialmente  para que vayan a la alambrada.

Lo que llama la atención es que la parvada se colgó del alambre por meses. Y más aún que hayan ventilado el tema hasta ahora

También, en términos de gestión de crisis, plantea un riesgo doble: la viralización a través de las redes sociales.

PostScriptum.- ¿Dónde se escuchó aquello de la lluvia atípica que causó uno de los daños ambientales más graves del país? ¿Dónde se escucha ahora que la lluvia atípica causó el desplazamiento sin control del vagón del Metro que tuvo un alcance contra otro vagón en la estación Oceanía? Bueno, ya aceptaron las huestes de Joel Ortega: además de lluvias atípicas también contribuyeron fallas. ¡¡Oh mi Tláloc, por qué los castigas??