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El airado reclamo presidencial al desabasto de medicinas, además de la admisión de un problema negado desde 2019, encuera a los encumbrados de la 4T que con o sin responsabilidad en las adquisiciones, como Hugo López-Gatell, cometieron la bajeza de acusar de “golpistas” y telenoveleros a quienes demandan todo tipo de medicamentos y en especial a los padres de niños con cáncer.

La desgracia comenzó al ser dinamitado el sistema de compras consolidadas que encabezaba el IMSS, la cancelación del Seguro Popular y la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, el adefesio que pese a su absurdo y redundante nombre ha sido la desgracia de centenares de miles de enfermos y de sus familias. “Ya tenemos que terminar de resolver el problema del abasto.

Esto es para Juan Ferrer, para el doctor Alcocer: ya no quiero escuchar que faltan medicamentos y no quiero excusas de ningún tipo”, descargó Andrés Manuel López Obrador. Pero no son el secretario de Salud ni el director del Insabi a quienes mejor les queda el saco, excepto por desinformar a su jefe, pues el desabasto se debe a que la tarea que hacía muy bien el Seguro Social se le endosó a la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda. El pretexto fue que había corrupción de funcionarios, laboratorios y distribuidores, delito por el que no hay consecuencias administrativas ni penales.

El airado reclamo presidencial al desabasto de medicinas, además de la admisión de un problema negado desde 2019, encuera a los encumbrados de la 4T que con o sin responsabilidad en las adquisiciones, como Hugo López-Gatell, cometieron la bajeza de acusar de “golpistas” y telenoveleros a quienes demandan todo tipo de medicamentos y en especial a los padres de niños con cáncer.

La desgracia comenzó al ser dinamitado el sistema de compras consolidadas que encabezaba el IMSS, la cancelación del Seguro Popular y la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, el adefesio que pese a su absurdo y redundante nombre ha sido la desgracia de centenares de miles de enfermos y de sus familias.

“Ya tenemos que terminar de resolver el problema del abasto. Esto es para Juan Ferrer, para el doctor Alcocer: ya no quiero escuchar que faltan medicamentos y no quiero excusas de ningún tipo”, descargó Andrés Manuel López Obrador. Pero no son el secretario de Salud ni el director del Insabi a quienes mejor les queda el saco, excepto por desinformar a su jefe, pues el desabasto se debe a que la tarea que hacía muy bien el Seguro Social se le endosó a la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda.

El pretexto fue que había corrupción de funcionarios, laboratorios y distribuidores, delito por el que no hay consecuencias administrativas ni penales.