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El precio del petróleo se desplomó en el 2014. Esta noticia ha merecido titulares en México, Nigeria, Venezuela, Rusia y muchos países productores, incluyendo Estados Unidos.

Esta historia es muy importante, pero no es la única película en cartelera: también hubo una caída drástica en el precio de otras materias primas, como el cobre; el mineral de hierro; el maíz; el trigo; el café, y el azúcar.

Este desplome es uno de los hechos más relevantes de este año que se resiste a concluir.¿Por qué caen los precios de las materias primas? Para describir este descenso, los expertos se refieren a una constelación de factores. Destacan el fortalecimiento del dólar; la pérdida de ímpetu en la economía de China, y un aumento de la oferta de las materias primas. El cambio de la política monetaria de la Reserva Federal, sumado al buen momento de la economía de Estados Unidos, ha llevado al dólar a revalorarse entre 8 y 20% respecto de una canasta de monedas de referencia (el yuan de China es una excepción). Esta nueva cotización del dólar es clave porque los precios de las materias primas se fijan en dólares en los mercados mundiales.

El clima ayudó para que Brasil tuviera una producción extraordinariamente alta de azúcar y café. También contribuyó para que fuera muy buena la producción mundial del maíz, el trigo y el arroz.

La desaceleración china es un factor más relevante, entre otras cosas porque va acompañada de un cambio estructural: China está modificando su modelo de desarrollo. Tendrá más consumo interno y apostará menos por las exportaciones. Esto lo llevará a consumir más comida y menos metales industriales, dice el bloguero Michael Pettis, experto en China. El problema es que la mayoría de los productores de metales, sean países o empresas, no han hecho ajustes estructurales en prevención de lo que viene en el lejano Oriente. Siguen creciendo su capacidad, como si la China del 2020 fuera a ser idéntica a la China del 2010.

¿Una caída generalizada en el precio de las materias primas traerá recuperación del consumo? Ésa es la hipótesis de los optimistas. Ponen el ejemplo del precio de la gasolina en Estados Unidos. Los consumidores tendrán en sus bolsillos miles de millones de dólares que antes transferían a la industria petrolera. Esto es muy cierto, pero el lado soleado de toda historia tiene sus sombras. No todo lo que es bueno para Estados Unidos, funciona para el mundo.

Si se prolonga el descenso de los precios de las materias primas, podemos ver un escenario de presión creciente para los países que dependen de una o varias materias primas. En esa lista tenemos a Rusia, Venezuela e Irán, pero los afectados van más allá de este trío de extrovertidos petroleros. Sufrirá Nigeria, Brasil y Argentina. Si a todos los anteriores les da pulmonía, habrá catarritos para otros países más “ordenados” macroeconómicamente. México y Chile deberán modificar su agenda de mediano plazo. Chile depende del cobre para financiar parte de su presupuesto de desarrollo. En el caso mexicano, las coberturas petroleras servirán para el 2015 pero no son viables del 2016 en adelante, si el precio se instala debajo de los 50 dólares. ¿Tendremos catarrito versión 2016?