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En la última semana, el precio del barril de petróleo Brent perdió casi una tercera parte de su valor, rompiendo la barrera psicológica de 35 dólares, su nivel más bajo desde principios del 2016. El barril de crudo ha perdido 50% de su valor en lo que va del año, con la mayor parte de esta caída ocurriendo en las últimas tres semanas.

Esta fuerte caída está estrechamente correlacionada a choques exógenos tanto por el lado de la demanda como por el lado de la oferta. Por el lado de la demanda, estamos viendo una disminución importante como resultado de la desaceleración en la economía global y la creciente probabilidad de una recesión como consecuencia de la propagación del coronavirus.

Aunque este choque por el lado de la demanda será temporal, la incertidumbre en cuanto a la duración del brote y el impacto final sobre la actividad económica de las medidas de contención está jugando un papel importante en la caída en el precio del petróleo.

No obstante, el choque de mayor impacto es, sin duda, el que estamos viendo por el lado de la oferta. Hasta antes del anuncio de reducción de precios por parte de Arabia Saudita este domingo, el precio del barril de petróleo Brent había caído de 60 a 50 dólares entre el 19 de febrero y el 5 de marzo. Esta caída palidece en magnitud con el desplome observado del 5 de marzo a la fecha.

El inesperado anuncio de Arabia Saudita de reducir sus precios y aumentar sus niveles de producción viene después de que la OPEP y Rusia fracasaran en las negociaciones para incrementar los recortes a los niveles de producción con el objetivo de mantener los precios del petróleo Brent en el rango preferido de la OPEP de 60 a 70 dólares por barril.

Rusia, que es el tercer productor a nivel global, fue quien opuso más resistencia a los recortes adicionales, queriendo beneficiarse de una mayor participación de mercado a costas de la OPEP. La reacción de Arabia Saudita, cuyo costo de producción es mucho menor al de Rusia y el resto del mundo, es virtualmente el inicio de una guerra de precios cuya duración es incierta. En teoría, Arabia Saudita puede darse el lujo de expandir la producción, vender más barato y aún lograr cierta rentabilidad.

Por el otro lado, ni Rusia ni los productores de shale oil en Estados Unidos pueden soportar un periodo largo sin recortar la producción con el nivel actual de precios. La última gran guerra de precios en el mercado de crudo ocurrió en el 2016, llevando el precio del barril de Brent a un piso de aproximadamente 30 dólares. En aquella ocasión, el precio se mantuvo por debajo de 40 dólares por aproximadamente 100 días.

La pregunta es cuánto durará la guerra de precios en esta ocasión. Aunque Arabia Saudita tiene un menor costo de producción y en teoría puede aguantar más tiempo con precios bajos, su economía y sus finanzas públicas son mucho más dependientes de la industria petrolera. De acuerdo con los expertos, si el precio actual se mantiene por varios meses el impacto en las finanzas públicas sería devastador para Arabia Saudita.

Asimismo, Rusia tampoco puede mantener la guerra de precios durante mucho tiempo, y es probable que después del referéndum constitucional del 22 de abril Vladimir Putin podría tomar una postura más flexible. Aunque la guerra no durará para siempre, es muy probable que los precios del petróleo se mantengan presionados durante las próximas semanas o meses.