No es raro ver a muchos jóvenes, sobre todo, con cámara en medio de las trifulcas, de los golpes, de los gritos y las bombas molotov
Las protestas siempre son un imán para los fotoperiodistas y para quienes les gusta la fotografía. Es la oportunidad de ser testigos visuales de un acto que puede terminar en barbarie, y quieran aceptarlo o no, a muchos eso les genera adrenalina y un hervor que solo lo pueden calmar, saliendo al caos y fotografiarlo.
No es raro ver a muchos jóvenes, sobre todo, con cámara en medio de las trifulcas, de los golpes, de los gritos y las bombas molotov.
Desde que los anarquistas comenzaron a salir a las calles, con el antiguo gobierno federal, los fotoperiodistas tuvieron que salir con cascos, chalecos anti balas (algunos), rodilleras y todo tipo de protección para que no fueran presas del bando 1 contra el bando 2.
Las protestas han subido de tono, las barricadas de la policía se aletargan, esperan para no actuar a la primera provocación ciudadana. Aguantan gritos, escupitajos, pedradas, insultos y quién sabe cuánto más.
Los ciudadanos se encienden, los grupos de anarquistas con el rostro cubierto y ataviados de color negro, actúan coordinados aún a distancia. La chispa se prende.
Guadalajara ayer fue atacada, olvidaron al coronovirus, a los muertos, al posible contagio, al miedo de morir y salieron a quemar patrullas, a rayar paredes de edificios históricos del estado, gritaban consignas de odio y muerte para la autoridad local y el actual gobernador por la muerte del joven Giovanni en el municipio Ixtlahuacán de los Membrillos en Jalisco.
El enojo y la rabia en jóvenes enloquecidos prendiendo fuego a camionetas, golpeando vidrios e incluso intentando quemar a un policía, que por el solo hecho de ser un uniformado, alguien decidió lanzarle un líquido flamable y prenderle fuego.
Las noticias, usted ya las vio. De todas las fotos que vi de grandes fotoperiodistas mexicanos y tapatíos, decidí elegir esta del fotógrafo de aventura y documental Pablo León Álvarez.
Decidió en su edición de material, revelar esta imagen a blanco y negro, sabiendo que el contraluz, las sombras y las siluetas de los jóvenes allí, realzarían más el dramático momento que se vivió el jueves en el centro de Guadalajara.
La ausencia de color, ayuda a transmitir más la emoción de la situación.
La Catedral como testigo de los graffitis que son como heridas vivas en las paredes de un Centro Histórico tan bonito y tan representativo. Los jóvenes que huyen del humo, que con tapabocas se alejan de donde puedan ser alcanzados por el fuego y por las agresiones más fuertes.
El joven que sin camisa corre con su mochila a la espalda. El otro joven con lentes de sol sin tapabocas, la chica que se tapa el rostro completo, el que voltea a ver los disturbios que quedan atrás.
El humo de fondo.
Hay imágenes que necesitan ser postales porque representan lugares y hechos históricos, esta es una de ellas. Guadalajara sufrió y Pablo logró capturar una nueva etapa en la ciudad, una en donde los ciudadanos se han encendido.
No siempre hay que estar en donde están las llamas, o los golpes, sino en donde se descubre al miedo y a la incertidumbre en la gente, y esos no siempre son tan fáciles de capturar pero él lo logró.
Síganlo en Instagram: @pablo_leon_alvarez
