Elecciones 2024
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El pasado sábado se reunieron los máximos líderes de los partidos políticos de la Revolución Democrática (PRD), Alejandra Barrales y de Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, con el objetivo de construir un probable Frente Amplio Opositor entre estas dos fuerzas para que en la elección presidencial del 2018 no gane el PRI.

La alianza, otrora llamada contra natura por Manlio Fabio Beltrones, resulta una imposible mezcla de agua con aceite al decir de especialistas ya que ambas facciones políticas tienen idearios contrastantes. (El escribiente de lo que usted lee tiene una teoría de cómo fue que llegaron a un acuerdo la lideresa del sol azteca y el jerarca blanquiazul. Después de comparar la disparidad existente entre sus posiciones sobre temas sociales sensibles como la interrupción del embarazo y el matrimonio entre parejas del mismo sexo, buscaron un punto en común desde el cual edificar su coalición. “Ya sé —se le prendió el foco a Anaya— tú tienes un departamento en Miami y mi esposa e hijos viven en Atlanta. Procuro visitarlos los fines de semana aunque eso cuesta bastante dinero al igual que la renta de la casa y las colegiaturas de los niños; pero gracias a Dios tengo dos ‘placitas comerciales’ en Querétaro que me dejan para pagar eso y más. Tú sabes, donaciones y herencias de las que luego tenemos los políticos. Pero volviendo al punto: Si bien la casa que habita mi familia es rentada y tu departamento es propio, nos une la admiración por el sistema de vida estadounidense y el deseo de algún día vivir en el país vecino del norte —Trump mediante—. Te propongo que hagamos a un lado lo que nos separa y afiancemos lo que nos une”).

Sé que lo escrito entre paréntesis es una suposición jalada de los pelos, pero por más que busco motivos de carácter doctrinario para la unión entre ambas corrientes políticas no los encuentro. En lo particular detrás de la alianza percibo un descarado pragmatismo, no para sacar al PRI de Los Pinos —tiene medio cuerpo afuera—, sino para impedir la llegada de López Obrador a la residencia del poder.

Considero que la alianza tiene algunos grados de dificultad para su formación. En lo particular me parece exagerado nombrar Frente Amplio Opositor a la unión de sólo dos partidos. Más que Amplio el Frente me parece Estrecho. Uno de los principales inconvenientes para su formación está en la manera como correspondan a la idea de una y otro dirigentes los militantes de sus respectivos partidos.

Por lo pronto las corrientes del PRD, Alternativa Democrática Nacional, Izquierda Democrática Nacional y Patria Digna, le han reprochado a la senadora Barrales no haberlos consultado antes de juntarse con el dirigente panista. Por su parte, Nueva Izquierda, la tribu que encabezan Jesús Zambrano y Jesús Ortega, ha ido más lejos, los llamados Chuchos, aspiran para el 2018 hacer un frente verdaderamente amplio con la participación, además de los panistas, de los chiquillos PT y MC, así como algunos sectores del PRI e, inclusive, candidatos independientes —¿a qué le tiran éstos con una coalición?—.

Por lo que respecta al PAN donde, a diferencia del partido del sol azteca, no hay corrientes —sólo hay finos— pero es obvio que existen tantas divisiones como aspirantes a la candidatura presidencial y éstos ya suman media docena. A los nombres de Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle, Carlos Romero Hicks y Ernesto Ruffo, se ha sumado el del excanciller foxista, Luis Ernesto Derbez —óigame no—.

De los seis postulantes blanquiazules sólo han manifestado una opinión positiva respecto a la estrecha coalición, por supuesto que el artífice de la misma, Ricardo Anaya, además de Rafael Moreno Valle, que ya fue gobernador de Puebla con una alianza similar; también Margarita Zavala ve la coalición con buenos ojos —los dos suyos y los cuatro de su marido: chaparrito, pelón, de lentes —. (Aquí el redactor percibe que Felipe Calderón instruyó a su cónyuge para que aceptara el Frente Estrecho Opositor con el pensamiento puesto en cambiar el sistema para elegir abanderado o abanderada. Al tratarse de una coalición quedaría eliminado el criterio de selección que establecen los estatutos de Acción Nacional y que consisten en la creación de una Comisión Organizadora Electoral “encargada de organizar (sic) los procesos de selección de candidaturas, mediante los métodos de votación por militantes y la elección abierta de ciudadanos” para pugnar por que el o la aspirante mejor posicionado o posicionada en las encuestas represente a la angosta alianza. Si así fuera, Margarita ganaría de calle ya que de los seis pretendientes panistas, más Mancera o al que quieran poner los perredistas, es la más conocida y popular en las encuestas debido a que las personas investigadas la confunden con Margarita la Diosa de la Cumbia).

Aquí hay que considerar la posibilidad de que, de no ser la señora Zavala la elegida para encabezar la Reducida Unión Inconforme, su marido, el señor Felipe de Jesús, hará un coraje “marca llorarás” y amenazará con salirse de Acción Nacional. Si así fuera y las fuerzas para el 2018 quedaran alineadas como lo escrito en esta columna de amplia guasa; el michoacano podría ser aconsejado por su madrina, la maestra Elba Esther de que se olvide del PAN y haga las paces con AMLO, por lo cual sería ampliamente bendecido y perdonado. Eso sí, tendría que dejar de beber.

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