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El ciclo de expansión actual de la economía estadounidense está celebrando su noveno aniversario y comenzando su décimo año este mes.

Aunque buena parte del ciclo actual se caracterizó por un crecimiento lento y disparejo, los últimos trimestres han registrado una aceleración robusta que ha generado una economía en pleno empleo y, por fin, crecimientos salariales. Aunque la expansión actual no ha sido la más robusta, se ha convertido en una de las más longevas en los últimos 90 años.

Desde la Gran Depresión de 1929, la economía estadounidense ha experimentado, en promedio, una recesión cada cuatro años. A partir de 1945, los ciclos de expansión se volvieron más longevos y las recesiones han ocurrido cada cinco años, en promedio.

A partir de 1980, este fenómeno de longevidad de los ciclos de expansión se volvió más pronunciado y las recesiones menos frecuentes y profundas, dando inicio a un periodo conocido como la Gran Moderación.

Durante este periodo, la economía de Estados Unidos vivió su ciclo de expansión más largo en los últimos 90 años. Entre marzo de 1991 y marzo del 2001, logró un ciclo de crecimiento sostenido de 10 años.

Esta expansión terminó al reventar la burbuja financiera provocada por el alza descomunal en las valuaciones de las empresas de tecnología, conocida como la era del dotcom. Sin embargo, aquella recesión fue corta y poco profunda ya que, a los pocos meses de la explosión de la burbuja, vinieron los ataques terroristas del 9-11, propiciando una avalancha de estímulos fiscales y monetarios.

Los estímulos monetarios jugaron un papel fundamental, la Reserva Federal inyectó liquidez a los mercados y redujo la tasa de interés de referencia de 6.5 a 1.75% entre enero y diciembre del 2001.

Aunque estas agresivas políticas lograron que la recesión fuera efímera, también contribuyeron a gestar la burbuja de endeudamiento que en el tiempo dio pie a la crisis financiera del 2008.

Dada la longevidad y dinámica del ciclo actual, algunos expertos han comenzado a cuestionar cuándo y cómo terminará dicho ciclo.

Las expansiones económicas no mueren únicamente de longevidad, éstas suelen terminar por razones concretas como: i) un ajuste de inventarios a causa de una sobre producción; ii) una caída en la demanda agregada por un choque externo; iii) errores de política económica; iv) un incremento insostenible en los niveles de endeudamiento, y/o v) la explosión de una burbuja en los mercados financieros.

En el entorno actual, se vislumbran algunos de estos factores, notablemente un crecimiento importante en los niveles de endeudamiento, errores de política económica como una guerra comercial o un error de política fiscal.

El principal riesgo en el radar de los observadores es que la disputa comercial actual, detonada por la obsesión del presidente Trump, y la reducción del déficit comercial de Estados Unidos, continúe escalando y se convierta en una verdadera guerra comercial.

Por otro lado, la política fiscal del país ha entrado en territorio desconocido con la aprobación de un recorte en las tasas impositivas y un fuerte aumento en el gasto público que está generando una trayectoria de endeudamiento preocupante.

El ciclo actual de expansión podría comenzar a dar señales de agotamiento y no sería sorprendente que en algún momento durante los próximos 18-36 meses veamos una recesión cíclica o, cuando menos, una desaceleración importante en Estados Unidos.

Lo preocupante es que, a diferencia del 2001 y el 2008, realmente no existe espacio, ni en términos de política fiscal ni de política monetaria, para tomar medidas contra-cíclicas importantes para amortiguar la siguiente desaceleración.