Elecciones 2024
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Cuando ya veían venir la ola del triunfo arrollador de Andrés Manuel López Obrador, había que rellenar ese caparazón hueco que se había creado para arroparlo. Para esa piñata Morena aceptó toda clase de relleno.

El patriarca logró incorporar a figuras que realmente valen la pena, no siempre de izquierda. Pero también sumó a muchos personajes que resultan auténticos lastres para cualquiera que los cargue.

Inevitable pensar en los promotores de la cancelación del nuevo aeropuerto entre esos estorbos. Pero muchos de esos impresentables quedaron en el Congreso, donde, a querer o no, son menos controlables. Y desde ahí, en un afán protagónico, cometen auténticas barbaridades.

Ahí quedó el cráter financiero causado por la ocurrencia del senador Ricardo Monreal de erigirse como el paladín de la causa de los clientes de la banca y proponer que los bancos trabajen sin cobrar por sus servicios. Fue de tal tamaño la sinrazón de esa iniciativa que la detuvo el propio presidente de la República.

Pero por ahí andan otros más, que no tendrán el poder de impulsar realmente cambios legislativos pero sí meten mucho ruido con sus ocurrencias.

Por ahí anda el senador de Morena Félix Salgado Macedonio, quien, más allá de su total falta de educación y sentido común, alimenta la idea de que el actual es un régimen con tendencias totalitaristas al lanzar su planteamiento de destituir a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no se alineen con las ideas del presidente.

Flaco favor le hace este personaje, que tan poco tiene que aportar, a un gobierno que lucha contra esos temores de querer tomar caminos autoritarios.

Este tipo de planteamientos lo único que hacen es degradar al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien quiere un cambio profundo, pero con la bandera del respeto a las libertades de los demás.

Y ahora sale la bancada de Morena con su planteamiento soviético de querer castigar a las firmas calificadoras que no adulen la condición económica y financiera en los tiempos de la 4T.

El vocero de la mayoría parlamentaria en el Senado del partido del presidente salió a anunciar una modificación al artículo 340 de la Ley del Mercado de Valores para revocar la autorización a las firmas calificadoras que no se apeguen a los principios de independencia, objetividad, rigurosidad, autenticidad, integridad y quién sabe qué tantas otras cosas más.

Esto que hace Morena en el Senado es el equivalente a un frenético Hugo Chávez en Venezuela gritando “exprópiese” para castigar a los detractores de su República Bolivariana. Acá el grito es “expúlsese” a quien se atreva a cuestionar su verdad de que México crece y va muy bien, como lo dice el presidente.

El efecto financiero fue inmediato. Como Morena tiene la mayoría legislativa para impulsar este tipo de sandeces legislativas, el mercado lo creyó posible y el peso perdió terreno frente al dólar. Tanto que los temores locales ya llevaron de vuelta el billete verde a 19.50 pesos.

No le hacen ningún favor al presidente López Obrador y a su equipo que trata de recuperar la ecuanimidad. Ahí está el apabullado secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, pidiendo no hacer una tormenta en un vaso de agua, cuando son muchos de los que operan desde el interior del proyecto del presidente los que se encargan de generar huracanes categoría cinco con enorme frecuencia.

Tuvo que salir el presidente a evidenciar que controla el Congreso y poner freno a los planes de esas hordas legislativas.

¿Quién descalifica y degrada a quién? Las firmas calificadoras son un mal menor para el presidente.