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El espectáculo que vimos ayer 1 de septiembre, a cargo del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, debería ser el colofón de su mandato. Debió haber sido así por el bien del sistema democrático de mandatos sexenales y la no reelección.

Dice hasta hoy la Constitución que pronto no veremos más a este personaje, con esos excesos populistas, quien realmente no quiso asumir su papel como jefe de Estado para mantener el estatus de líder de una camarilla.

Estos deberían ser los últimos 28 días de un Presidente que logró lo que ninguno, ser un muy mal mandatario, con pésimos resultados, pero no tener un reclamo público generalizado por su mala gestión gracias a ese carisma y habilidad propagandística que solo él tiene.

Pero el Presidente que se va está dispuesto a ser mucho más que un mal recuerdo, que la historia se encargará de poner en su lugar, quiere, evidentemente de la mano de su sucesora Claudia Sheinbaum, hacer de México lo que el filósofo alemán Carl Schmitt definió como una “dictadura constitucional”.

Y este septiembre es el mes en donde se continúa con la configuración constitucional de algo que inició López Obrador con decretos y leyes secundarias.

Es en este noveno mes del año, el último de su mandato, en la víspera del inicio del sexenio de Sheinbaum, en que ese modelo tomaría forma en la Carta Magna.

Este septiembre va a marcar, sí o sí, un antes y un después para México, ya sea por la consumación de algunas de las contrarreformas constitucionales o porque pueda, en una ilusión inocente, marcarse una sana distancia del estilo de gobernar de la mandataria entrante.

Esa ingenuidad, de una repentina sensatez de la siguiente administración, no está presente en el ánimo de los mercados que claramente han tomado posiciones muy cercanas a la salida.

Ya durante el lapso abril-junio de este año salieron de México capitales financieros por más de 8,200 millones de dólares, algo que ha sido una constante durante este sexenio, pero que ahora se ha acelerado. La evidencia, el paso de una cotización de 16.70 a 20 pesos por dólar en dos meses.

La contrarreforma al Poder Judicial que le quieren “regalar” a López Obrador va a iniciar una debacle económica que inicia este septiembre y que se prolongará por años.

Desde que López Obrador se estrenó en el poder, antes de ponerse la banda presidencial, en octubre del 2018, con la cancelación de la construcción del Aeropuerto de Texcoco, había sido llevadero su sexenio hasta este septiembre.

Las expectativas que había levantado Claudia Sheinbaum, como una candidata con formación científica y educada en un entorno de valores, era que México podría tener, finalmente, un gobierno de izquierda bajo un modelo más similar a los progresismos europeos, donde la democracia acompaña a una visión centrada en el bienestar social.

Pero este septiembre puede confirmar que el giro se daría de un populismo carismático a una dictadura constitucional en la que se pierda la condición de Estado.

Estamos pues en un mes crucial para la historia futura de México, no es una exageración. Es este septiembre el momento de definir la suerte de las siguientes generaciones de mexicanos y su futuro democrático, político, económico y social.