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Durante el 2019, la economía estadounidense registró una desaceleración notable en su ritmo de crecimiento económico, de una tasa de 3.0% en el 2018 a una muy cercana a 2.3% en el 2019.

El crecimiento observado en el 2019 es prácticamente idéntico al 2017 y, aunque la desaceleración con respecto del 2018 es clara, es importante resaltar que en el 2018 la economía de Estados Unidos registró su mejor ritmo de crecimiento desde el 2005.

Tomando en cuenta que en el 2018 la economía estadounidense se benefició de una aceleración en el crecimiento a nivel global y de los estímulos fiscales implementados a principios de ese año, el crecimiento de 2.3% alcanzado en el 2019 estuvo del lado optimista de los pronósticos que a principio de año se ubicaban en un rango de 2.0 a 2.3 por ciento.

La desaceleración se debió principalmente al desvanecimiento del impacto de una sola vez de los estímulos fiscales y en menor grado a la desaceleración global y a las tensiones comerciales.

La desaceleración global y las tensiones comerciales sí tuvieron un impacto muy negativo en algunos sectores como las manufacturas y el agrícola; sin embargo, la fortaleza de un mercado laboral en pleno empleo con salarios reales al alza fue suficiente para impulsar un sólido crecimiento en el consumo que representa aproximadamente 70% del PIB en Estados Unidos.

El 2019 también fue un año en el que las probabilidades de recesión tuvieron importantes movimientos al alza y a la baja. La posibilidad de que las tensiones comerciales se convirtieran en una verdadera guerra comercial sin cuartel y el hecho de que la Fed iniciara el año con la idea de seguir restringiendo la política monetaria provocaron un fuerte incremento en la probabilidad del comienzo de una recesión cíclica hacia finales del 2019 o principios del 2020.

Sin embargo, la probabilidad de recesión se ubica actualmente por debajo de 20% anclada por los siguientes factores: I) la resiliencia de los datos económicos; II) una Fed que en lugar de subir las tasas en tres ocasiones en el 2020 las redujo en tres oportunidades ,revirtiendo el incremento de 0.75 puntos porcentuales del 2019, y se mostró dispuesta a seguir sosteniendo la fase de expansión, y III) los avances en temas comerciales como el cierre exitoso de las negociaciones del T-MEC y el acuerdo comercial fase 1 con China.

La continua fortaleza del mercado laboral, una política monetaria acomodaticia —la Fed muy probablemente mantendrá las tasas sin cambio— y un entorno global más favorable deben contribuir a que la economía estadounidense logre crecer en el 2020 a una tasa ligeramente menor a la observada en el 2019.

El consenso de expectativas se ubica en 2.1%, pero en ausencia de choques exógenos, es probable que el crecimiento llegue a sorprender al alza y ubicarse en un ritmo similar a 2.3% observado en el 2019.

Habiendo dicho esto, vale la pena reconocer que los riesgos al crecimiento vienen principalmente de factores geopolíticos tanto internos como externos que podrían acentuarse durante el año electoral.