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Mañana miércoles concluye la sexta reunión del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por su sigla en inglés) y se dará a conocer el antepenúltimo anuncio de política monetaria del año.

El mercado tiene totalmente descontado que la Reserva Federal (Fed) subirá la tasa de interés de referencia en un cuarto de punto por tercera ocasión en este año y sexta ocasión en los últimos 21 meses, ubicándola en un rango de 2.00 a 2.25 por ciento.

Dado que el movimiento está totalmente descontado, la atención de los mercados estará enfocada en el tono del comunicado y la conferencia de prensa, así como en la publicación de las proyecciones financieras en búsqueda de señales sobre el futuro de la política monetaria.

Aunque la Fed ha sido consistente en su mensaje de que incrementará la tasa dos ocasiones (incluyendo la de este miércoles) antes de que termine este año y que el ciclo de alzas continuará con tres o cuatro incrementos más en el 2019 y otro par en el 2020, el incremento en las tensiones comerciales y su posible impacto sobre la actividad económica han generado un intenso debate entre los especialistas.

Mientras que el mensaje de la Fed implicaría que el ciclo de alzas nos llevaría a una tasa de interés neutral —es decir, ni expansiva ni restrictiva en los ojos de la Fed— de 3.5%, el mercado está descontando un fin al ciclo de alzas más próximo y con una tasa máxima de aproximadamente 2.75 por ciento.

Por un lado, están los que argumentan que la Fed refrendará su mensaje con un tono restrictivo para convencer al mercado de que la trayectoria de alzas para los próximos 12-18 meses es más agresiva de lo incorporado hasta ahora.

Los especialistas que suscriben esta tesis argumentan que la robusta dinámica en el mercado laboral (incluyendo por fin una recuperación en los salarios) y un repunte en la dinámica inflacionaria (el índice de precios subyacentes preferido por la Fed, el core PCE se ubica muy cerca del objetivo de 2%) son razón suficiente para que la Fed continúe con su programa de normalización monetaria.

Adicionalmente, la implementación de tarifas a un creciente número de importaciones provenientes de China —que podrían haber llegado para quedarse por varios meses— puede contribuir a generar presiones inflacionarias.

Tomando en cuenta que la Fed ha cumplido con su mandato de generar pleno empleo, es muy posible que los miembros del FOMC muestren mayor preocupación por cumplir con el objetivo de estabilidad de precios.

Por el otro lado, hay especialistas que argumentan que la Fed tendrá que echar marcha atrás en su mensaje de trayectoria de tasas, dando señales de que está más cerca de lo esperado al fin del ciclo de alzas.

Los que se suscriben a este punto de vista argumentan que la escalada en las tensiones comerciales y la amenaza de que esta situación derive en una gran guerra comercial acabarían con la recuperación económica a nivel global, lo cual requeriría una política monetaria más acomodaticia.

Los que respaldan este punto de vista consideran que el presidente Trump, empoderado por el comportamiento de los mercados y la fortaleza de la economía estadounidense, está convencido de escalar el enfrentamiento comercial con China y la Unión Europea.

Para estos observadores, está cada vez más claro que la obsesión de Trump con reducir el déficit comercial es un dogma de fe que el presidente piensa pelear hasta las últimas consecuencias.

Esta situación podría orillar a la Fed a diferir el incremento planeado para diciembre, para darse la oportunidad de evaluar el desempeño económico durante el cuarto trimestre de este año.

En la opinión de este columnista, la Fed reiterará su mensaje restrictivo, pero será muy cuidadosa para no asustar a los mercados y dejar suficiente margen de maniobra, en caso de que la guerra comercial se intensifique.