El Presidente Echeverría dispuso que desapareciera la previsión de Lecumberri, llamada “el Palacio Negro”, después de 75 años de haberse inaugurado por Porfirio Díaz
Los hombres construyen la historia de los pueblos; unos pasan inadvertidos por su opaca figura , otros brillan por su notable desempeño, otros se destacan por su protagonismo hollywoodense; hay otros que se entregan para servir a los demás y no pocos, por acariciar y ejercer el poder para su beneficio.
Todos tendrán algo que se les critique, nadie es perfecto, pero muchas veces la crítica está a flor de piel por conocer sólo uno o algunos hechos que causaron bochorno al país.
No se puede o no se debe descalificar a todos aquellos que han gobernado a México; algo bueno habrán hecho dentro de su amplia o estrecha lucidez.
Todos han aportado – a su entender-, su mejor esfuerzo y con aciertos y desaciertos, hoy vivimos en un país con instituciones que constituyen los ladrillos con los que se ha levantado el edificio llamado democracia.
Hubo un Presidente de Mexico que, con toda humildad se resistió a escribir sus memorias.
A unos meses de su cumpleaños número cien, le pregunté si acaso había escrito sus memorias y las tendría por ahí guardadas, pues había gobernado de 1970, al 76; y me contestó con voz firme y fuerte, a pesar de su edad: “no, yo no escribí nada de lo que hice, los hechos y las obras que construí, ahí están para que los juzguen los demás”.
Durante la pandemia del COVID 19, con 99 años cumplidos, le hablaron para ofrecerle pasar a su domicilio a vacunarlo, a lo que de inmediato se negó, agradeció y rechazó esa deferencia, argumentando que él, todavía podía ir al centro de salud y en cambio muchas personas no podían transladarse y no debía quitarle esa atención a quien en definitiva no tenía medios para ir.
Echeverría acudió a vacunarse al Estadio Universitario en su silla de ruedas y se formó en la fila que le correspondía; ahí espetó hasta que le tocó su turno. ¡Ese era Echeverría! Vivió 100 años y 6 meses.
A menudo se comentan los errores que cometió durante su ejercicio político y poco, o nada se menciona los aciertos – innumerables-, que tuvo durante su sexenio.
Hay muchas cosas que destacar, y no me alcanzaría la pagina , solo mencionaré algunos como por ejemplo: la economía creció 6.1%; se crearon numerosas instituciones que dieron sustento a la política social de su gobierno:
El Instituto Mexicano de Comercio Exterior, el INFONAVIT, el Instituto Nacional de Ciencias Penales, el CONACYT; se creó la Escuela Superior de Guerra y buenas instalaciones para el Colegio Militar. Logró la ampliación del mar territorial a 200 millas náuticas, impulsó el desarrollo de los puertos marítimos, creó el Fideicomiso del Valle del Mezquital y del henequén, creó el Instituto Nacional Indigenista, impulsó el desarrollo agropecuario, entre otros innumerables instituciones e innovaciones en el ámbito de la justicia penal y la justicia familiar, los Tribunales para menores se convirtieron en Consejos Tutelares.
El Presidente Echeverría dispuso que desapareciera la previsión de Lecumberri, llamada “el Palacio Negro”, después de 75 años de haberse inaugurado por Porfirio Díaz.
Esto que hoy escribo es sólo un apunte de lo que aparece en el libro testimonial en el que 39 personas exponen su testimonio vivido en algún momento con el licenciado Luis Echeverría Álvarez y que se presentará en los próximos días en las instalaciones que alberga el Instituto Tecnológico de Alta Capacitación Academica A.C., antes , Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo.
“ Arriba y adelante “, como diría Echeverría, – lema salido del Fausto de Goethe-, que “ el águila siempre vuela arriba y adelante “
¡Digamos la Verdad!