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Hay palabras que en los mercados ya no se escuchan, porque han perdido toda credibilidad. Como aquellos diagnósticos económicos de que vamos requetebién, que se van a crear dos millones de nuevos empleos en plena pandemia, en fin.

Pero hay otros personajes a los que basta con percibir algún gesto, alguna palabra que se crea fuera de lugar para que haya reacciones, a veces exageradas, en los mercados financieros.

Entre las voces más influyentes que pueden repercutir en los mercados globalizados están la de los integrantes de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), muy en especial de su presidente Jerome Powell.

Los participantes de los mercados buscan ser los primeros en entrar o salir de aquellos instrumentos que puedan moverse como consecuencia de una decisión de política monetaria.

Y, por lo tanto, todos buscan esa mínima señal que les permita adelantarse.

Tras la más reciente decisión de política monetaria el Presidente de la Fed dejó la idea, en la conferencia posterior al anuncio del Comité de Mercado Abierto, que el banco central estadounidense adelantaría la fecha para iniciar con un incremento de las tasas de interés.

Y si bien esa posible fecha estaría en torno a principios del 2023, todo lo que se tendría que mover antes del primer cuarto de punto incrementado de la tasa de referencia provocó una estampida en los mercados.

Entre las múltiples consecuencias de esas palabras y su interpretación vimos una depreciación acelerada del peso frente al dólar, que pasó de los 19.68 el 10 de junio a los 20.68 el 20 de junio. Claro que lo de menos fue el peso en todo lo que ocurrió en los mercados, pero este indicador es de gran importancia política en México.

Verdaderamente Powell trató de explicar en su conferencia que los factores de riesgo hoy son menores, pero una frase descuidada se encargó del resto.

Sobre todo, los mercados hoy están más nerviosos que en otros momentos, porque el indicador de inflación al consumidor está muy por arriba de la meta que tiene la propia Fed de 2 por ciento. Y hay la duda sobre la temporalidad o la permanencia de esas presiones en los precios.

Por ello, ahora que Jerome Powell compareció ante la Cámara de Representantes se encargó de matizar sus propias palabras, al grado de que su comparecencia del martes estuvo precedida por un documento de la propia Fed que adelantaba lo que iba a declarar ante los legisladores.

Así, el mismo presidente de la Fed, que unos días antes había dejado la sensación de que estaría por terminarse el dinero barato, ahora estimó que la inflación de su país, que ciertamente ha tenido presiones importantes, está en un salto que considera que se podría desvanecer.

Y si regresamos al indicador estrella del sexenio, el tipo de cambio, vemos como esos dólares a casi 21 al inicio de la semana regresaron a los 20.20 en las operaciones de ayer.

Esto es lo que mueve los mercados. No los dichos desacreditados en materia de economía que se espetan cada mañana. Y mucho menos hay un peso fuerte como consecuencia de un aval internacional ante las acciones de un gobierno que está muy lejos de haber dado resultados.