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Dicen los voceros oficiosos del gobierno que Citibanamex está a la venta, a pesar de sus jugosas ganancias. Habría que explicarles que ganancias pasadas no garantizan ganancias futuras y que claramente el balance de riesgos de la economía mexicana ha empeorado.

Algo hay, más allá de la nueva visión estratégica global de Citigroup, como justificó ayer 12 de enero, la Secretaría de Hacienda, para que se apresuren a dejar un negocio de banca minorista que el año pasado les dejó alrededor de 20,000 millones de pesos.

Algo hay en el costo de oportunidad de mantenerse en el mercado mexicano que hace que en dos años se hayan fugado del país 24,700 millones de dólares, algo no visto desde la crisis financiera de 1994.

Los rendimientos pasados y la estabilidad del México de las dos primeras décadas del siglo sin duda ya no se parecen a las expectativas de los años por venir y no solo es producto de la pandemia, sino de las decisiones del régimen actual.

Esa también es la visión de otro grupo financiero de Estados Unidos. Resulta que el Bank of America (BofA) acaba de recortar drásticamente sus expectativas de crecimiento para la economía mexicana, de 2.5 a 1.5% para este 2022.

BofA acompaña este escenario altamente pesimista con la explicación de que esta caída es resultado de la combinación de políticas públicas conservadoras, gran incertidumbre y bajas expectativas de crecimiento, junto con los incrementos en los casos de Covid-19. Son estos pronósticos los que atienden los que toman decisiones de inversión, no los de la mañanera.

Así, las “jugosas ganancias” se diluyen en un mercado con malas expectativas de crecimiento y donde el ambiente financiero y político se descompone como consecuencia de las políticas públicas.

Esa misma advertencia fue la que hizo la propia CEO de Citigroup, Jane Fraser, el invierno pasado cuando dijo que México debía consolidar el ambiente de negocios con mayor estabilidad y confianza. Ya para el verano del 2021 Fraser vino a visitar al presidente López Obrador para anunciarle que venderían Banamex.

Nada más políticamente correcto para este grupo financiero estadounidense y para el propio gobierno que presentarlo como “una nueva visión estratégica global”. Pero si camina como ganso, grazna como ganso y tiene cara de ganso…

Este proceso de venta no será inmediato, de hecho, no será sencillo porque tiene que aparecer un comprador, o compradores, que tengan la capacidad económica, técnica y legal para hacerse del control de un banco de este tamaño.

De entrada, la Secretaría de Hacienda ya les cerró la puerta a dos instituciones. En su comunicación de ayer dice que serán rigurosos y exigentes en el tema de concentración. Así que, si para fines prácticos, Banamex es el tercer banco más grande del país, el uno y el dos están fuera de la carrera.

Y aquí empieza a jugar otro factor ideológico que distingue al régimen, el nacionalismo.

Ojalá nunca cruce por la cabeza presidencial que esta es la oportunidad para hacer crecer a su Banco del Bienestar. Ahí sí, a ver quién apaga la luz.

Pero ciertamente querrán, y harán todo lo posible, para que sean capitales mexicanos los que conserven la operación y los bienes de este banco estadounidense.

Conserva clientes institucionales
Nueva licencia

Citi continuará operando su negocio de clientes institucionales con una licencia bancaria local.

Ingresos

En los tres primeros trimestres del 2021, el total de los negocios de los que estaría saliendo Citi representaron 3,500 millones de dólares en ingresos.

Sucursales

Existen cerca de 1,300 sucursales de Citibanamex en México y 9,400 cajeros automáticos.