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Dicen los expertos que, si te encuentras con un oso en el bosque y lo descubres a una distancia de hasta unos 27 metros, no hay que hacer movimientos bruscos, hay que quedarse quietos y empezar a retroceder lentamente.

Si el descubrimiento es a una distancia mayor, por supuesto que el consejo es no acercarse.

Y si el oso está cuidando a sus cachorros, los que saben adelantan que éste se pondrá mucho más agresivo.

El ambiente de negocios está así en México. Las empresas que ya participan en el mercado interno deben tener movimientos suaves, no deben hacerse notar ante los ojos de ese oso cuatroteísta que podría reaccionar violentamente si nota el movimiento.

Hay que ver la suerte de las empresas que quedaron atrapadas en este régimen a una distancia poco segura, como las industrias eléctrica y petrolera, que fueron destazadas con leyes y decretos que las borraron del mapa.

Por eso, muchos inversionistas que hoy están a una distancia segura, por no participar en este mercado, prefieren no caer en la tentación del nearshoring mientras se mantenga la amenaza del ataque bestial del régimen actual.

Pero, ¿Qué es lo que está pasando ahora mismo que se nota mayor virulencia y deseos de embestir por parte de oso cuatroteísta?

Ya lo advierten los expertos, cuando hay cachorros aumenta la peligrosidad y hay que ver que por ahí andan unas indefensas corcholatas que necesitan forzosamente de la protección del gran Zoon politikon.

Sin ese manto protector sería imposible que sobrevivieran, en especial la que parece ser la cachorrita consentida.

El suyo parece ser un territorio seguro, pero el oso cuatroteísta ha fallado en construir un ambiente seguro para todo el bosque y tantos fracasos consecutivos no garantizan un éxito sucesorio.

Así que la distancia segura ante un oso con cachorros es mucho mayor.

El ejemplo más acabado de qué tan violento puede ser el bosque en estos días lo ha tenido que sufrir el gobierno del autónomo y soberano Perú.

Es por pudor que no se puede repetir todo lo que desde la mañanera han proferido en contra de una nación independiente que tiene el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos, como reza la Doctrina Estrada que usaron en la campaña electoral como bandera.

Ferrosur, de Grupo México, quedó atrapado en la cercanía de los territorios del oso cuatroteísta de esa obra de infraestructura del corredor transístmico.

En el embate de la expropiación quedó expuesto el nombre de Banamex.

Claro, el turista descuidado Citigroup se le ocurrió meterse al bosque a querer vender sus activos en México en estos tiempos de veda del buen ánimo hacia las inversiones privadas.

Lo bueno es que a pesar de que el oso amenazaba con un ataque directo, este grupo financiero decidió no moverse, es más, congeló cualquier movimiento hasta el 2025.

Pero dejó el encono en contra de los bancos que operan en México que ahora tienen que pagar las consecuencias de las mañaneras y los señalamientos de por qué un negocio privado gana dinero.

Y que no lo va a permitir si no tiene su propio negocio bancario. Sí, así de ese tamaño el oso.