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La fecha favorita para la mayoría de los mexicanos para tomar vacaciones fuera de sus lugares de origen es la Semana Santa. Sin embargo, el verano también es una temporada alta en la que muchas personas aprovechan las mejores temperaturas y las vacaciones escolares para tomar unos días fuera de casa.

El verano pasado fue especial para muchos porque pudieron literalmente salir de sus casas después del confinamiento por la pandemia de Covid-19.

Esta temporada del 2023 puede resultar un reto para los prestadores de servicios turísticos nacionales por diferentes factores.

Uno muy importante es la inseguridad. Hoy ya es difícil sentirse seguros en prácticamente cualquier parte del territorio nacional. Difícilmente en este régimen los viajeros mexicanos van a recibir alertas de viaje, como sí las tienen los ciudadanos de otros países, para que se cuiden de visitar determinados destinos.

Pero más allá de que muchos mexicanos se enteran de las alertas del Departamento de Estado de Estados Unidos o del gobierno de Gran Bretaña, sólo hace falta atender las noticias cotidianas para ver que hay miles de kilómetros de carreteras intransitables por la alta posibilidad de sufrir algún delito.

Vamos, cuando las propias autoridades ya dicen que mejor no hay que detenerse ni siquiera en un simple viaje entre México y Cuernavaca, porque los turistas pueden ser víctimas hasta de un secuestro, no hay muchas motivaciones para tomar el coche y viajar.

Y los turistas extranjeros, que conservan un limitado número de destinos aprobados por sus países como relativamente seguros para viajar a México, se encuentran con que el tan presumido “súper peso” ha encarecido este destino y lo pone a competir en precio con otros lugares quizá no tan lindos, pero definitivamente más seguros y mejor organizados.

Un ejercicio simple de cotización de un viaje para dos personas, avión viaje redondo, saliendo de Houston, del 10 al 14 de julio: a un hotel cuatro estrellas en Cancún, Quintana Roo, 3,220 dólares. A un hotel cuatro estrellas en Barcelona, España, 3,340 dólares.

Con el ejemplo anterior ya es cuestión de gustos, no de costos. Pero si en el proceso de toma de decisiones se incluyen los aspectos de seguridad, el destino europeo va a ganar, por mucho.

Y cuando a un turista mexicano le ponen sobre la mesa que en estos momentos en que su poder de compra en el extranjero está empoderado por la moneda sobrevaluada y calcula un viaje a Cancún, 10 al 14 de julio, dos personas, con vuelos, hotel cuatro estrellas, por 22,300 pesos. Pero que por 4,000 pesos más pueden ir a Las Vegas, Nevada a un hotel de cinco estrellas, los mismos días, quizá lo piense.

Que nadie lo dude, como destino turístico México tiene maravillas que pocos países pueden ofrecer. Pero también es un hecho que el país está en medio de una ola de criminalidad, inseguridad e impunidad que no habíamos visto nunca.

Cuando además de inseguro es caro viajar en el territorio nacional, puede ser que muchos turistas con el poder de compra suficiente opten por decidir otros destinos fuera de las fronteras o simplemente quedarse en casa.