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Se acercan los tiempos legislativos para discutir la contrarreforma energética del gobierno federal.

El plan original era darle fast track desde aquel 1 de octubre del año pasado cuando se formalizó la presentación de la iniciativa de modificaciones constitucionales en temas energéticos.

La falta de una mayoría calificada sumisa ante cualquier orden del presidente Andrés Manuel López Obrador y la trascendencia de un tuit del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, sobre las serias preocupaciones de su país sobre el contenido de la contrarreforma, retrasaron esos planes de no cambiarle ni una coma antes del cierre del año pasado.

Pero es un hecho que echar para atrás 50 años al país en materia energética es una prioridad de la 4T y van por ello en el siguiente periodo ordinario de sesiones que inicia el 1 de febrero.

Sin embargo, en este tiempo que ha pasado se han sumado más obstáculos a la contrarreforma presidencial. Desde los señalamientos más claros, abiertos y formales del gobierno de Estados Unidos y otros afectados, hasta las disputas internas en el movimiento político que gobierna.

En la práctica y sin contrarreforma ya se ha afectado a empresas privadas del sector energético y esto ha generado quejas y procesos judiciales. Pero los reclamos más contundentes tendrían que darse una vez que se aprobaran los cambios constitucionales que pretende la 4T.

En cuanto a los pleitos internos, la sucesión tan adelantada que inició el propio López Obrador es ahora un obstáculo en sus planes de obediencia total de los legisladores de Morena y partidos satélites que le acompañan.

La distancia que ahora separa al Presidente del coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, puede ser un factor al menos de dificultad para sus planes de estropear al sector energético.

Hay un personaje que es clave en la falta de entendimiento entre el presidente López Obrador y el senador Monreal y ese es el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García.

Ya de por sí resulta incomprensible cómo un personaje así puede estar al frente de un estado tan importante como Veracruz, pero es más difícil de entender ese manto protector presidencial ante los excesos de García quien, entre muchas otras pifias, metió a la cárcel al secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río Virgen, con un caso que parece armado con fines políticos.

Las torpezas políticas del veracruzano rebasan el plano local cuando obtienen el cobijo de Palacio Nacional y entonces hacen de ello un escollo más entre López Obrador y Monreal.

Morena, el partido oficial, ha redoblado su propaganda con mensajes cada vez más agresivos y mentirosos, para tratar de ganar la batalla entre la opinión pública. Pero el debate legislativo hoy está menos garantizado para los fines de la contrarreforma energética.

Monreal marcó una línea con los radicales, al menos en el discurso, y no hay duda de que esta contrarreforma está en ese terreno de la radicalidad destructora.

Incluso si prosperan los planes de algunos al interior del círculo de gobierno de remover a Ricardo Monreal del liderazgo de los senadores de Morena, aun así, la orden presidencial de aprobar su iniciativa constitucional se podría topar con inesperados votos en contra.