La inflación subyacente anual de 5.50% al cierre de octubre da la razón a la Junta de Gobierno para haber llegado a una tasa terminal y para esperar datos más bajos y consistentes de baja antes de pensar en cualquier relajamiento
El Banco de México no se reservó ninguna sorpresa, cualquiera que hubiera sido el resultado de la inflación del pasado mes de octubre, la Junta de Gobierno ya había adelantado que la única posibilidad que habría era dejar la tasa de interés de referencia en el nivel de 11.25 por ciento.
Así que, entre las 6 de la mañana de ayer 9 de noviembre, , en que el Inegi dio a conocer el reporte del Índice Nacional de Precios al Consumidor, y la una de la tarde, en que conocimos la decisión de política monetaria, no se generó ninguna expectativa de reacción por parte de la autoridad monetaria.
Claro, los datos inflacionarios cayeron bien en los mercados, el peso tuvo una notable apreciación a partir del momento en que se revelaron los índices general y subyacente, pero nadie en el amanecer esperaba algo diferente a este párrafo del comunicado de decisión de política monetaria: “(…) para lograr la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3%, será necesario mantener la tasa de referencia en su nivel actual por cierto tiempo”.
La inflación general al cierre de octubre pasado ya está en un muy presentable nivel de 4.26% pero sí resulta bueno tomarse ese dato con un grano de sal, porque uno de los precios que más influye en la inflación general 2023.
Habitualmente las tarifas de energía eléctrica tienen subsidios para algunas ciudades del norte del país que durante el verano enfrentan temperaturas muy elevadas y, entonces, para poder prender el aire acondicionado sin perder la quincena en ese intento, la Comisión Federal de Electricidad aplica esos precios especiales.
Claro que deberían ser muchas más las entidades que tendrían que gozar de ese beneficio, pero esa es otra historia. El punto es que en cada octubre viene el regreso de la tarifa regular y eso le pega al índice inflacionario del décimo mes del año.
Pero lo que hemos visto a lo largo de los últimos 12 meses es la prevalencia de un subsidio gubernamental que se nota en el subíndice de Energéticos y Tarifas Autorizadas por el gobierno, que hasta octubre mantuvo una inflación negativa de -0.35 por ciento.
Y con eso el presidente López Obrador pudo decir en su mañanera que el peso es la moneda más apreciada frente al dólar, que la inflación sigue a la baja y toda la lista de otros datos que alimentan a su feligresía.
Pero para eso está la inflación subyacente que elimina las volatilidades de temporada y ahí lo que tenemos es un dato poco menos espectacular, pero suficiente para ver que la trayectoria de desinflación se mantiene.
La inflación subyacente anual de 5.50% al cierre de octubre da la razón a la Junta de Gobierno para haber llegado a una tasa terminal y para esperar datos más bajos y consistentes de baja antes de pensar en cualquier relajamiento.
Ahora, si lo que queremos ver es que un índice inflacionario mueva los mercados, no hay más que esperar al inicio de la próxima semana cuando se den a conocer los datos de los precios en Estados Unidos.
Ahí sí hay expectativas reales de alguna reacción de la Reserva Federal.