En el camino puede haber imponderables, quizá hasta político-electorales, que pudieran generar una presión que hoy no es posible anticipar
Una flatline, o línea plana, implica en términos médicos morir o estar tan cerca de la muerte que el monitor médico no muestra signos y lo refleja en una continua línea horizontal.
Puede ser también una referencia al hecho de mantenerse en un nivel continuo sin mayores altibajos.
La inflación en México, que hoy conocemos el dato del comportamiento de los precios del pasado mes de julio, parece estar llegando a un nivel en el que puede estancarse por algún tiempo en una línea plana que sea difícil de llevar hacia el objetivo del Banco de México del 3 por ciento.
Desde las seis de la mañana de este miércoles conocemos ya el resultado de la medición del Inegi del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y demás componentes de la medición de precios, pero hasta el momento de escribir esto, la expectativa giraba en torno a una inflación general alrededor de 4.85 por ciento.
El punto es que de acuerdo con la más reciente encuesta entre los especialistas privados que elabora el Banco de México, su expectativa es terminar este 2023 con una inflación de 4.60% y para el 2024 estiman terminar el año con un incremento en el INPC de 4.03 por ciento.
En septiembre del año pasado la inflación general alcanzó 8.70% a tasa anualizada y desde ese momento inició un proceso de desaceleración hasta estos niveles 10 meses después por debajo de 5 por ciento.
Pero si vemos el pronóstico inflacionario para el cierre de este año, tenemos que durante las próximas 10 quincenas apenas y tendrá una desaceleración de menos de 30 centésimas de punto, lo que implica que la inflación tenderá a una línea plana.
Claro, dentro del comportamiento de los precios podríamos ver todo tipo de subidas y bajadas, pero el resultado agregado será una inflación estable superior a 4.5% para finales del 2023 y principios del 2024.
Porque esas mismas estimaciones de los analistas que consulta el Banxico apenas y consideran viable que la inflación general termine el 2024 en torno al 4 por ciento.
A la par de la estimación inflacionaria, al menos para lo que resta de este 2023, también podemos esperar que la Junta de Gobierno del Banco de México no se anime, atreva diría yo, a reducir su tasa de interés de referencia, ubicada en 11.25 por ciento.
Descontando la de este jueves, a la Junta de Gobierno del Banxico le quedarán tres reuniones de decisión de política monetaria y no parecería un buen regalo de Navidad que en su encuentro del 14 de diciembre decidan mandar un mensaje de laxitud con una primera rebaja al costo del dinero, pero ya veremos.
El punto es que a partir de ahora se antoja que haya mayor resistencia de los precios medidos con el INPC para regresar a la meta de 3 por ciento.
Ahora, todos los pronósticos y estimaciones oficiales del comportamiento de la inflación, y la economía en general, parten de un escenario sin mayores complicaciones.
En el camino puede haber imponderables, quizá hasta político-electorales, que pudieran generar una presión que hoy no es posible anticipar.
Par lo que resta de este 2023, también podemos esperar que la Junta de Gobierno del Banco de México no se anime a reducir su tasa de interés de referencia.