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El Índice de Competitividad Mundial, publicado por el Instituto Mexicano de la Competitividad, refleja cómo el mejor momento de este país se dio cuando llegaban las inversiones al sector energético tras las reformas de Peña Nieto y cómo el peor momento es el actual, con la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador.

Claro que ante los ojos del régimen actual se trata de un ejemplo más de la conspiración internacional en contra de la 4T, pero en el mundo de los datos objetivos vemos que este país nunca había caído tan bajo en competitividad.

Este indicador cumple 17 años de ser publicado y se ven tres sexenios de mediocridad. Fox, Calderón y Peña Nieto con niveles medios bajos de competitividad. Pero lo que ha sucedido con López Obrador es una caída en picada, desde el punto más alto en el 2018 hasta un sótano compartido con Rusia, Brasil y Argentina.

Lema central de este régimen es que se acabó con la corrupción. Bien, pues el Índice de Percepción de la Corrupción está apenas a cuatro escalones del peor evaluado. Brasil y Argentina se aprecian como países menos corruptos y México se codea con la percepción de los cochupos en Rusia o Nigeria.

De los 43 países analizados, México está en el lugar 41 cuando se mide un sistema de derecho confiable y objetivo, en el penúltimo lugar de homicidios dolosos y en el último lugar del mundo en cuanto a confianza en la policía.

Todo eso se llama respeto al Estado de derecho y ahí claramente México y su gobierno están reprobados.

El Presidente tendrá alta popularidad, pero el ambiente político no es tampoco un activo para el desarrollo nacional. En el rubro de Estabilidad Política y Ausencia de Violencia estamos en el lugar 40 de los mismos 43. En el Índice de Efectividad del Gobierno, México está en el lugar 38.

Con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos convertida en el club de fans del Presidente, el indicador de Protección a los Derechos Humanos en México está en la posición 40.

Otro de los grandes mitos de la 4T que es del combate a la pobreza, bien pues México sale también en los sótanos. En el indicador del Índice de Gini, que mide la desigualdad del ingreso, este país está en el lugar 37.