Elecciones 2024
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A Venezuela hay que verla con la conmiseración necesaria ante un pueblo que sufre de una pobreza autoinfligida por esa generación de gobernantes iluminados que ha fracasado rotundamente, pero que hoy no hay manera de sacar del poder.

Pero por más lejanos que nos sintamos de la terrible realidad de ese país, a Venezuela hay que verla también como un ejemplo de lo que no debemos nunca más repetir en este país.

Y es que hoy no son pocos los que a pesar de la evidente desgracia del pueblo venezolano alaban el modelo de socialismo bolivariano que ha destruido la economía y las esperanzas de los venezolanos.

No sólo eso, proponen que México adopte un modelo similar al venezolano y cuando les pides que justifiquen el rotundo fracaso aseguran que todo es culpa del complot y sabotaje de los oligarcas e imperialistas que se confabulan para descarrilar al socialismo del siglo XXI, como le llaman.

La inflación en Venezuela es apenas un cálculo de los analistas, ante la ausencia de información oficial, pero parece cercana a 80%, con una caída esperada del Producto Interno Bruto este año de 7 por ciento.

Y esto que debería ser más que suficiente para hacer correcciones importantes, es por el contrario un motor para insistir en las decisiones autodestructivas.

En un país en donde más allá de la inflación el problema es la escasez, Nicolás Maduro decretó un aumento de 30% a los salarios. En primer lugar, al Ejército, que lo mantiene en el poder, y después a los mínimos y a los burócratas.

Hoy en Venezuela la escasez de productos tan básicos como el azúcar o la leche en polvo alcanza 80% y en el terreno de las medicinas llega hasta 95 por ciento.

Es un país, por ejemplo, donde no hay anticonceptivos ni preservativos, es un país entonces camino a generarse además problemas demográficos y de salud.

La falta de lo básico en Venezuela no es un asunto generado por la caída en los precios del petróleo, porque aun en los tiempos de los barriles del crudo venezolano en más de 100 dólares, ya no había una gran cantidad de bienes disponibles.

Es un modelo autoritario fracasado, es la visión mesiánica de un Nicolás Maduro que viaja a todo lujo y despilfarra mientras su gente muere de hambre.

La mejor opción que tiene Venezuela es dar un giro total a las políticas populistas de izquierda que terminaron con esa economía, pero ante lo complicado que se ve que los chavistas dejen el poder, lo que queda es que desde esa cúspide emprendan las medidas correctivas urgentes que salven a la población y en una de esas hasta su propio pellejo.

Devaluación de su moneda, reajuste monetario, un pacto antiinflacionario y respeto a los demás agentes económicos serían tan sólo algunas medidas emergentes de salvamento.

Desde el exterior se condena la injusta encarcelación de los opositores, pero hay poco que hacer para cambiar el destino económico de ese país. Tristemente, hay que esperar a que se presente una crisis humanitaria por la falta de alimentos, antes de que pueda haber una condena mundial.

Por lo pronto, Venezuela ahí está como el ejemplo que muchos políticos de la llamada izquierda mexicana nos ponen como el modelo a seguir. Es ahí donde más nos vale estar bien informados.