Elecciones 2024
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Bajo cualquier escenario, no puede ser bueno para México que el próximo presidente de Estados Unidos sea Donald Trump. Incluso en un marco de máxima moderación del personaje, hay promesas de campaña de las que no se podrá librar.

La más onerosa y costosa promesa para los dos países será la pretendida negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que según trascendió desde el equipo de transición, iniciará desde el día uno de gobierno del republicano.

El primer impacto se da, evidentemente, en los mercados que muestran una enorme volatilidad, que altera variables como el tipo de cambio y las tasas de interés que acaban por tener repercusiones indudables en la inflación y el comportamiento económico.

Por ahora, las evidencias nos llevan a ver dólares arriba de los 21 pesos y tasas de interés en los mercados de dinero superiores a las referencias del banco central.

Pero esos dólares tan caros y esas tasas tan altas, que habrán de ser alcanzadas por el Banco de México mañana, implicarán una expectativa de crecimiento menor.

Lo que más corre en contra del futuro económico de este país es la incertidumbre. Las inversiones habrán de detenerse, las familiares y las empresariales.

Las remesas se frenarán invariablemente ante el temor de los mexicanos que viven en Estados Unidos de ser deportados y no tener recursos para sobrevivir a la expulsión.

Las empresas que hoy invierten para ampliar su infraestructura de producción y exportación, frenarían sus inversiones hasta no saber si después de la llegada de Trump tendrán todavía un mercado al cual exportar.

Los consumidores que mantengan planes hipotecarios deberán reconsiderar sus planes cuando se note con más claridad el aumento del costo del dinero prestado para comprar una propiedad.

Por lo pronto, antes de cualquier impacto real en la economía, ya iniciaron las correcciones a la baja en las expectativas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano para el próximo año y para el 2018.

Y más allá de estimar crecimientos más bajos de los que ya hemos tenido, hay un problema de cálculo para el 2017. Porque en el Paquete Económico se hicieron estimaciones que no se podrán conseguir y que implicarán necesarias correcciones del gasto público.

El promedio de las revisiones del crecimiento para el próximo año está en 1.5%, sin dejar de ver a aquellos que apenas calculan 1% de expansión del PIB.

Lo cierto es que en este momento, es imposible hacer un cálculo que valga porque en buena medida depende de qué tanto pueda un solo hombre controlar su temperamento.

Con Trump en camino a la Presidencia caben pronósticos entre una recesión y los actuales inferiores a 2 por ciento.

China le dijo muy claramente a Donald Trump que si les hacen las cosas difíciles a los asiáticos, no se estaría haciendo ningún bien político. Es sin duda una amenaza que evidentemente escuchará el presidente electo. Por lo tanto, el que le queda a la mano es el vulnerable país vecino del sur.

Han llovido los análisis de por qué a Estados Unidos no le conviene borrar de un plumazo su relación comercial con México. Hay coincidencia sobre el daño que se provocaría ese país si interrumpe los flujos comerciales con México. Pero todos esos son argumentos que olvidan algo básico: quién habrá de tomar las decisiones se llama Donald Trump.