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A principios de esta semana la Academia Real de Ciencias de Suecia otorgó el Premio Nobel de Economía 2020 a los estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson por sus contribuciones al estudio de la teoría de las subastas y el desarrollo de nuevos formatos de subasta.

Las subastas son un método milenario para la compraventa de bienes y servicios que, cuando se realizan de manera adecuada, se caracterizan por su eficacia para maximizar los objetivos de la subasta.

Aunque las subastas existen desde la antigua Grecia, su importancia ha venido creciendo con el tiempo y hoy constituyen el método preferido para transaccionar diversos bienes, servicios y derechos.

Dentro de los mercados en los que las subastas se han vuelto el mecanismo predominante de transacción destacan los de arte, materias primas, instrumentos financieros (como bonos emitidos por gobiernos y empresas), derechos de explotación de tierras y/o minerales, derechos de uso de carreteras, derechos de uso de espectro y frecuencias de telecomunicaciones, entre otros.

A principios de este siglo, la oportunidad de subastar prácticamente cualquier bien se masificó a cualquier consumidor con acceso a Internet a través del portal e-bay.com. Milgrom y Wilson son catedráticos de la Universidad de Stanford. Milgrom se graduó en 1970 de la Universidad de Michigan con un título en Matemáticas y pasó la primera parte de su carrera como actuario en aseguradoras y consultoras.

Posteriormente Milgrom obtuvo una maestría en estadística en 1978 y un doctorado en Negocios en 1979 en la Universidad de Stanford y finalmente una licenciatura en economía de la Universidad de Yale en 1982. Posteriormente, Milgrom fue catedrático en la facultad de economía en la Universidad de Yale y desde 1987 en Stanford.

Por su lado, Wilson se graduó en 1961 de la licenciatura en la Universidad de Harvard y obtuvo su doctorado en negocios de la misma en 1963. Es catedrático e investigador de la facultad de negocios de la Universidad de Stanford desde 1964. Curiosamente, Milgrom fue alumno de Wilson cuando estudiaba su doctorado en Stanford.

Milgrom es el tercer alumno de Wilson, junto con Al Roth y Bengt Holmstrom, que gana el Nobel de economía. Las aportaciones más importantes de Milgrom y Wilson al campo de las subastas han sido tanto en el desarrollo del marco teórico como en el diseño práctico de mecanismos de subasta específicos para diferentes mercados.

Sus estudios se han fundamentado en analizar el comportamiento de los oferentes ante diversos formatos de subasta y diferentes niveles de información. En la práctica, estos estudios han servido para establecer y afinar diferentes formatos y bases de información para subastas en diversos mercados con el objetivo de maximizar el valor del bien, servicio o derecho a subastar.

Asimismo, Milgrom y Wilson han jugado un papel clave para el diseño de procesos de subastas derechos ofrecidos por los gobiernos para incorporar como objetivo principal la maximización del valor social.

Cada subasta es diferente y las dos variables determinantes son el formato y la información provista a los oferentes.

Las reglas de cada formato y el nivel de información que se comparte con los participantes debe adaptarse, caso por caso, para maximizar el objetivo de cada proceso.

Milgrom y Wilson han participado en el diseño de protocolos de subastas muy exitosos como la que utiliza en Estados Unidos la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés) para asignar frecuencias celulares y la que es usada para reasignar frecuencias radiofónicas de televisión a usos de banda ancha inalámbrica.

Asimismo, los avances en el marco teórico y práctico de las subastas han permitido que mejoren los procesos de licitación pública y privada en diversos mercados como el energético. Sin duda, la trascendencia de los estudios de Milgrom y Wilson es que son aplicables en la práctica y que permiten implementar medidas concretas para adaptar el formato e información para mejorar el funcionamiento de cualquier subasta.