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El precio del barril de petróleo WTI cerró el viernes de la semana pasada por debajo de 65 dólares, su nivel más bajo desde mayo del 2010. El barril de crudo ha perdido 40 por ciento de su valor desde junio de este año.

Esta fuerte caída está estrechamente correlacionada a cuatro factores: i) la desaceleración de la economía global; ii) un aumento en la oferta de crudo por parte de países no miembros de la OPEP; iii) la decisión de la OPEP de no racionar su nivel de producción; y iv) la fuerte apreciación del dólar.

En el escenario macroeconómico, Japón y Europa, que en conjunto representan 20 por ciento de la demanda de petróleo a nivel global se han desacelerado de manera notable, con Japón en recesión técnica y Europa al borde de una nueva recesión.

Mientras tanto, China, que representa 11 por ciento del consumo global de petróleo y que ha sido uno de los grandes contribuyentes al crecimiento de la demanda de petróleo a nivel global en los últimos 15 años, ha entrado a una nueva etapa económica con un crecimiento más moderado.

Aunque la moderación de las tasas de crecimiento de la economía china se ha dado de manera ordenada, pasando de 10 a 7 por ciento en los últimos tres años, esta desaceleración implica un cambio importante en la dinámica del mercado del petróleo y de otras materias primas de uso industrial, como el mineral de hierro y el cobre.

El precio del petróleo, como el de cualquier otro bien, está determinado por la oferta y la demanda. Históricamente, se ha argumentado que la demanda de petróleo es bastante inelástica porque el crudo es una materia prima esencial en el modus vivendi de la economía moderna, donde las industrias y los consumidores son forzados a mantener un nivel mínimo de consumo para funcionar, a pesar de un alza en los precios. Sin embargo, está comprobado que cuando el precio del petróleo sube a ciertos niveles, comienza un proceso de destrucción de demanda donde los consumidores racionan su consumo de petróleo mediante eficiencias y sustitución por otro tipo de fuentes de energía.

La demanda de petróleo a nivel global normalmente ha estado ligada al crecimiento de la población y al crecimiento económico, ya que conforme crece la población económicamente activa y la población urbana, la demanda de energía va aumentando. Este incremento anual en la demanda había promediado 3 por ciento hasta que la economía china entró en fase de crecimiento acelerado, duplicando el crecimiento a un promedio de 6% anual en los últimos 10 años.

Históricamente, las variaciones más importantes en el precio del petróleo han estado relacionadas a cambios en la oferta de crudo, muchos de ellos de carácter temporal y producto de factores geopolíticos o conflictos en algunas zonas productoras.

Hasta mediados del 2008, la capacidad instalada no utilizada de producción de petróleo a nivel global alcanzaba para cubrir tan sólo un año de crecimiento de demanda. hoy en día las condiciones económicas que implican un menor ritmo de crecimiento en la demanda del petróleo y el aumento en la oferta de crudo, principalmente por países no miembros de la OPEP como Estados Unidos -la producción de petróleo en este país ha aumentado 35 por ciento en los últimos cuatro años- implican que la oferta está creciendo a un ritmo más acelerado que la demanda.

Esta nueva dinámica en la industria del petróleo podría ser el comienzo de un nuevo ciclo para este commodity en el que, en ausencia de choques temporales por el lado de la oferta, los precios se debieran mantener muy por debajo del promedio de 92 dólares observado durante los últimos cinco años, aunque por arriba de los 60 dólares que promedió el precio del crudo en el 2009.