Elecciones 2024
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La imagen de hoy, usted ya la vio o se le hace conocida por el video que la Presidencia de México difundió el 31 de diciembre del reciente 2020, en donde aparece nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador junto con su esposa Beatriz ofreciendo un mensaje más histórico y descriptivo del ahuehuete, que uno alentador para el ya presente 2021.

El video apareció de manera repentina, como seguramente también se les ocurrió en Palacio Nacional y por ello decidieron llamar a camarógrafos de casa para hacerlo sin una planeación previa.

El video con una duración de casi 5 minutos, nos ofrece un sin fin de mensajes verbales y no verbales, porque lo que haya dicho o no sobre el ahuehuete solo fue un pretexto para aparecer en pantalla queriendo hacer creer a la gente que sembrar un árbol dentro del jardín de Palacio Nacional era un detalle lindo y simbólico para todos.

El ahuehuete siendo un árbol de nuestro país desde la época prehispánica hasta hoy, que puede alcanzar los 50 metros de altura y hasta 500 años de vida, no tiene la culpa de la incoherencia e incongruencia que refrendó el presidente con su mensaje, junto con su esposa.

La imagen que le presento, es tan solo un extracto del video difundido. Al terminar las palabras poco conmovedoras sobre el año 2020, López Obrador le cede la palabra a Beatriz para concluir con lo que ellos creyeron, un mensaje alentador y reparador después de las más de 120 mil personas fallecidas a causa del COVID, el aumento en el índice de feminicidios con más de 3 mil 500 mujeres.

Entonces es que decidió cederle la palabra a su mujer, casi como una opción, como si quisiera decir algo después de todo lo que él dijo durante casi 3 minutos, así como para no dejar.

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El presidente López Obrador durante su mensaje de Año Nuevo. Captura de pantalla

Como un relleno, como un “tengo qué”, no como un momento compartido en donde la pareja presidencial utiliza a su favor un espacio para acercarse tanto a hombres como mujeres con sus distintas voces y géneros.

La tiene allí a su lado como un árbol, de pie, sin intervenir, sin mayor interacción propia, un par de miradas lanzadas de ella para él cuando mencionaba algunos datos históricos, pero nada más.

Casi 30 segundos son los que la Doctora Beatriz Gutiérrez Müller tomó para dar un breve mensaje, después viene un minuto y medio de elocuencia hacia el rol de la mujer, al menos para lo que le significa al propio presidente.

De entrada López Obrador quiso aparecer vestido de manera formal por el hecho de dar un mensaje de cierre de año, sin embargo nadie contempló que si el mensaje principal iba a venir del significado de plantar un árbol con tanta historia, le hubieran asesorado en quitarse el abrigo inmovilizador con el que apareció.

Andrés Manuel sabía que aunque le pusieran una pala o cualquier otro aditamento de jardinería, no haría nada. Lo tenía más que claro y por eso apareció vestido así, con la seriedad del color negro, la corbata color plata y sus zapatos negros brillosos y limpios.

Ella en cambio, cambió su look de colores claros y lúgubres del mensaje navideño a algo más juvenil y quizá hasta queriendo hacer empatía para la ola verde feminista tras la legalización del aborto en Argentina.

Pero lo que sucede a los pocos segundos que su marido, el presidente de nuestro país comenzara a arrastrar la tierra con la pala sobre el bello ahuehuete, es un acto políticamente incorrecto y la esperanzada empatía que quería lograr utilizando el color verde, se desmoronó.

O le ganó el impulso por la lentitud con la que su marido hacía su parte o simplemente, lo hizo de una manera natural.

Con esto me queda claro que no hay ni una sola mujer en el equipo de trabajo del presidente, que se desempeñe libremente y, sobre todo, que pueda emitir su opinión y presentar una propuesta, al menos en el área de la comunicación.

Porque el papel de la Sra. Beatriz no era la de agacharse al piso, arremangarse y tomar la tierra para ayudar a la pachorra o incapacidad de su esposo. La única persona consciente del tiempo, era ella.

Ella tenía claro que si dejaba a su marido hacerlo a su paso, ese video ser extendería a 10 minutos y nos hubiera dado una clase más de historia de México, si no es que de la flora y fauna de nuestro país.

Ella sabía muy bien que su esposo no iba a esforzarse más allá de arrastrar la pala, ella tenía claro los datos históricos y por eso lo volteaba a ver, casi de manera discreta mientras él los expresaba a la cámara.

Ella es la que hace, se esfuerza, se ensucia y se siente satisfecha por haber plantado ese ahuehuete, no él.

Él solo la usa para no ensuciarse, para no agitarse, para no agacharse, para no tener que quitarse ese abrigo inmovilizador y burgués, que resulta hacerlo ver más elegante, para no arremangarse la camisa, para no ser como la gente, como el pueblo que sí lo hace; ese que se cansa, que se agacha al piso, que se ensucia, que suda y que se cansa.

Andrés Manuel llega a quedarse inmóvil recargado sobre la pala, mientras ve hacia abajo a su mujer terminando el trabajo del que tanto se adorna.

Mientras él se coloca con una postura de desinterés, de observador, de poderoso e indestructible, diez mujeres murieron cada uno de los días del año que él despide plantando ese arbolito.

Porque retomando a Ariadna Lobo con su reportaje sobre los feminicidios publicado el día de ayer en el periódico Reforma, la violencia familiar, las desapariciones de mujeres, la falta de recursos para refugios de mujeres violentadas, y la falta de políticas públicas en materia de género son temas poco a tratar para su gobierno.

Y no hay duda, allí aparece su esposa haciendo “de más” sin que él muestre un mínimo esfuerzo.

El que tenga más mujeres trabajando dentro del gabinete, que otros presidentes, no significa que les dé voz y don de mando, de acuerdo a su experiencia en el área.

Acciones como el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2020-2024 y el Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres 2019-2024 ni siquiera han comenzado a operar.

Ellos creyeron que sembraron esperanza y muchos buenos deseos, pero en realidad solo echaron tierra al papel de la mujer frente a los ojos de todo el país y del mundo entero.

Por ello me queda claro que tampoco hay quien le pida al presidente, hacer un corte y volver a grabar sin hacer que su esposa, su mujer, su compañera, la madre de sus hijos se agache de esa manera para remover la tierra que él no es capaz de hacer.

Bien lo dijo Gisèle Freund “Más que cualquier otro medio, la fotografía es capaz de expresar los deseos y las necesidades de las clases sociales dominantes y de interpretar a su manera los acontecimientos de la vida social.”