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“Don’t fight the Fed” es una conocida frase en las esferas financieras que hace referencia a la fuerte influencia de la política monetaria en las valuaciones de los activos financieros.

La frase advierte que no es conveniente apostar en contra de la Fed (Reserva Federal). Si la Fed está en un proceso de restricción monetaria mediante el alza de la tasa de interés de referencia, los mercados normalmente sufren bajas.

El alza en la tasa de referencia, que representa a la tasa libre de riesgo, hace que las inversiones en instrumentos más riesgosos, como las acciones o los bonos de mercados emergentes, sea menos atractiva en términos relativos.

Asimismo, las alzas en las tasas de referencia hacen que el valor de los bonos a tasa fija emitidos antes del incremento en tasas disminuya —recordemos que el precio de un bono es inversamente proporcional a la tasa que paga.

Sin embargo, lo que nos ocupa en la actualidad es un nuevo periodo de expansión monetaria que supera al observado la década pasada. Durante la Gran Recesión y los años posteriores a ésta, el rumbo de los mercados financieros fue resultado de una gran batalla entre las inyecciones sin precedentes de liquidez por parte de los bancos centrales y la frágil situación fundamental de la economía.

Con el beneficio de la retrospección, queda claro que la gran ola de liquidez creada durante la década pasada avasalló a la debilidad económica, dando un fuerte impulso a los mercados en lo que la situación fundamental mejoraba.

Asimismo, queda claro que el momento más difícil de los mercados en la década pasada se dio en el 2018 cuando la Fed había acelerado su proceso de normalización de tasas y retiro de liquidez. Decisión que tuvo que revertir en el 2019 para enfrentar una economía en desaceleración como resultado de la guerra comercial.

A partir de la decisión de la Fed de borrar los incrementos en la tasas de referencia hechos en el 2017 y 2018, y de intervenir para inyectar liquidez al mercado de reportos a partir de octubre del 2019, los mercados tuvieron un fuerte repunte que los llevó a nuevos máximos históricos.

A pesar de esto, la llegada de la pandemia del coronavirus —que ha puesto a la economía global en un estado de coma inducido— provocó una caída estrepitosa en los mercados.

Ante esta situación, la Fed y otros bancos centrales han tomado agresivas medidas e implementado nuevos mecanismos para inyectar cantidades inusitadas de liquidez a los mercados y la economía, creando una nueva gran muralla de dinero que ha provocado un rebote importante en los mercados —subiendo más de 20% desde su mínimo del 23 de marzo a pesar de que todavía no hay claridad sobre cuándo y cómo comenzará la recuperación económica.

Este fuerte desempeño parece descontar un escenario optimista de recuperación en forma de V aunque la realidad apunta más hacia una recuperación lenta y débil en forma de U, por lo menos hasta que se desarrolle una vacuna o tratamiento eficaz para el Covid-19. Aunque en la opinión de este columnista, los mercados están siendo demasiado complacientes, el repunte también refleja la expectativa de que la Fed y otros bancos centrales están dispuestos a hacer “lo que sea necesario” para apoyar la recuperación económica.