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La semana pasada se publicaron las cifras de empleo de septiembre en Estados Unidos, revelando que la economía creó 248 mil empleos, cifra por arriba de la expectativa de 215 mil. De las 248 mil plazas nuevas, 236 mil fueron generadas por el sector privado.

Las cifras de septiembre parecen confirmar que la desaceleración en el número de plazas creadas en agosto fue temporal y que la recuperación en el mercado laboral se está consolidando. El número de plazas creadas durante el 2014 ha promediado aproximadamente 220 mil nuevos empleos por mes, lo cual representa el ritmo más acelerado desde 1999.

Adicionalmente, la tasa de desempleo ha disminuido a su nivel más bajo de los últimos seis años, de un pico de 10 por ciento en octubre del 2009 a 5.9 por ciento actualmente, con gran parte de dicha mejoría ocurriendo durante los últimos 20 meses en los que la tasa de desocupación cayó de 7.9 a 5.9 por ciento. La tasa de desempleo se acerca cada vez más al nivel precrisis de 5.0 por ciento que había a finales del 2007.

A pesar de la fuerte recuperación en el ritmo de creación de empleos y la disminución sustancial en la tasa de desocupación, lo cual sin duda es una excelente señal, un análisis un poco más profundo de las estadísticas laborales revela que la situación del mercado laboral no es tan fuerte como aparentan las cifras de primera plana. Hasta hace unos meses había cierto consenso alrededor de la opinión de que la tasa de desempleo no rompería la barrera de 6 por ciento hasta mediados del 2015.

La razón principal detrás de esta expectativa era un incremento esperado en la tasa de participación de la población, es decir en el número de personas que están buscando empleo. Sin embargo, este aumento no se ha dado de la manera esperada. La tasa de participación se ubica actualmente en 62.7 por ciento en comparación con un promedio de 66.5 por ciento registrado en los 20 años previos a la crisis (entre 1987 y el 2007). Esto significa que hay más de 7.5 millones de personas que han abandonado la fuerza laboral y están viviendo de algún tipo de subsidio o están en la informalidad.

Otras dos variables que reflejan cierta debilidad en el mercado laboral son: i) la tasa de desempleo U-6 que incorpora al desempleo y al subempleo y se ubica actualmente en 11.8 por ciento en comparación con 8.8 por ciento antes del comienzo de la crisis; y ii) el número de trabajadores que tienen un empleo de medio tiempo que se ubica en 4.6 por ciento de la fuerza laboral en comparación con 3.0 por ciento antes de la crisis.

Sin duda, la situación del mercado laboral es la principal variable sobre la cual la Fed tomará la decisión de comenzar a subir las tasas de interés. No obstante, la tasa de desempleo no es la única variable objetivo.

Además de la tasa de desempleo y las cifras mensuales de nuevas plazas, la Fed estará monitoreando el comportamiento de los salarios, los cuales apenas han recuperado el nivel que tenían antes de la crisis en términos reales, y de la calidad de los empleos creados (medio tiempo vs tiempo completo).

Aunque las cifras de creación de empleo y desempleo podrían presionar a la Fed a subir las tasas tan pronto como el primer trimestre del 2015, Janet Yellen y compañía podrían esperar a ver una tendencia más clara en las variables secundarias del mercado laboral antes de actuar de manera decisiva.