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Banxico dará a conocer su segundo anuncio de política monetaria del año y el consenso de analistas espera un incremento de 0.25% en la tasa objetivo, que quedaría en 6.50 por ciento. En contraste con la última decisión de política monetaria en febrero, en la que Banxico se vio obligado a subir la tasa objetivo en 0.50%, el balance de riesgos externo ha mejorado considerablemente.

En febrero, Banxico se encontraba prácticamente arrinconado entre el gasolinazo, la depreciación del tipo de cambio, la Fed y el incremento en la inflación al subir la tasa en medio punto. Aunque la Fed subió su tasa de referencia en 0.25% en la reunión de este mes -contra lo contemplado por el mercado hasta hace pocas semanas- y reiteró su señal de que elevará las tasas en por lo menos dos ocasiones más en lo que resta del año, la mejoría en ciertas condiciones permite a Banxico tomar una postura menos agresiva en esta ocasión.

Aunque la inflación sigue en sus niveles máximos desde 1999, el comportamiento de la dinámica de precios no ha contaminado de manera importante las expectativas de inflación de mediano y largo plazos. Esto se debe en buena medida a que el incremento en el precio de la gasolina ha provocado aumentos relativamente moderados en los precios de otros bienes y servicios.

Por último, la apreciación del peso frente al dólar en casi 15% -que ya ha llevado la cotización del dólar frente al peso a niveles similares a los días previos a la elección presidencial en Estados Unidos- y la posibilidad de una mayor apreciación ciertamente alivian un factor de presión importante. No obstante, Banxico debe de mantenerse vigilante ya que el balance de riesgos internos para la inflación se ha deteriorado ante la transmisión de la depreciación del tipo de cambio en algunos precios.

Para Banxico, es clave mantener bien ancladas las expectativas de inflación de mediano y largo plazos, y su principal herramienta para lograr esto es a través de incrementos en la tasa de interés. Es por esto que, aunque el balance de riesgos externo ha mejorado desde la última reunión de política monetaria, Banxico tendrá que elevar la tasa nuevamente para prevenir un mayor deterioro en el balance de riesgos interno para la inflación.

Aunque el panorama externo ha mejorado, la incertidumbre sobre temas trascendentales para la formación de expectativas y la dinámica económica real siguen presentes. Si bien los hechos recientes en la dinámica política de Estados Unidos nos muestran que no será tan fácil obtener la aprobación legislativa de medidas controversiales, como el border adjustment tax, o inclusive ideas extremas, como el desconocimiento de las reglas de la OMC, la retórica populista del presidente Trump seguirá siendo un factor de ruido.

Dependiendo de lo que suceda con la renegociación del TLCAN, las decisiones de política monetaria de la Fed y el desempeño de las finanzas públicas, Banxico decidirá cuántos incrementos serán necesarios en la tasa de referencia durante este año.

En un escenario donde la Fed realiza dos incrementos de 0.25% y donde el resultado de la renegociación del TLCAN es favorable, el tipo de cambio podría apreciarse un poco más, dejando espacio a Banxico para subir las tasas a un ritmo similar al de la Fed. Sin embargo, Banxico se vería obligado a ser más agresivo en cualquiera de los siguientes casos: I) si la Fed adopta una postura más restrictiva; II) si la renegociación del TLCAN es desfavorable; III) si hay un mayor deterioro de las finanzas públicas, o IV) si el balance de riesgos doméstico para la inflación sigue deteriorándose.