El Colegio Electoral de los Estados Unidos se forma cada cuatro años para elegir -ellos- al presidente y al vicepresidente de los Estados Unidos. No los votantes de a pie de urna
Será el próximo martes el primer debate de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos en la televisión. Este fenómeno, de natura netamente estadunidense, de su país, de su estructura electoral y de sus medios, ha ido adquiriendo diferentes roles en las pefrencias de los votantes.
Aquí debe insistirse en un asunto que aparentemente no ha sido suficientmente explicado. En el sistema electoral nortemericano, la presidencia y la vicepresidencia no la ganan los candidatos por los que los ciudadanos hayan votado mayoritariamente. Existe, tras las bambalinas del cinco de noviembre próximo, un aparato poco concido, el colegio electoral.
El Colegio Electoral de los Estados Unidos se forma cada cuatro años para elegir -ellos- al presidente y al vicepresidente de los Estados Unidos. No los votantes de a pie de urna.
Cada estado de esa verdadera federación escoge a los miembros de ese Colegio Electoral. El número de electores a los que tene derecho cada estado es igual a la suma de representantes y senadores que ese estado tiene en el Congreso. Estos señores del voto son, más o menos y por ejemplo, 54 en California, 40 en Texas, 30 en Florida y 28 en Nueva York. El esto de estados están muy abajo.
La mayoría de los miembros del colegio electoral en cada estado siguen la regla lógica del “toma todo”, votando individualmente en sesión secreta y enviando a la autoridad electoral su voto. El toma todo indlca que todos los votos electorales de determinado estado se dan en bola a los candidatos que hayan recibido el mayor número de sufragios en las urnas populares. Pero si la votación del Colegio difiere de la estadística de las urnas, el criterio que prevalece es el del Colegio.
De esta forma, Donald Trump y Kamala Harris, además de congraciarse con el enorme electorado, tiene como principal objetivo seducir o convencer si no están convencidos ya, a los miembros del Colegio Electoral, aunque no sea inamovible su postura.
A estas alturas del partido, la señora Harris-y de manera especial su compañero de fórmula, Tim Walz de Minnesota- andan ligeramente arriba en las encuestas. A ellos no debiera seducirle estos números. Es mejor echarle leña a la hoguera que puede ser, para Trump, el debate del 10 de septiembre, en Filadelfia; después de todo, esa bella ciudad es la cuna formal de los Estados Unidos y su Constitución.
PARA LA MAÑANERA ( porque no me dejan entrar sin tapabocas): Para mí todos los movimientos en contra de la ofensiva de Lopitos para su golpe de Estado técnico, siendo muy respetables y espectaculares, no sirven de nada. Se hubieran movido antes de junio de este año para impedir la aplanadora de don Andrés y su pandilla en el Congreso.La dictadura está en pie. Y caminando.