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Al débil dato preliminar de crecimiento del producto interno bruto (PIB) en Estados Unidos dado a conocer la semana pasada siguió la publicación de la balanza comercial, que arrojó un déficit mayor al esperado, lo cual sugiere que las cifras finales del PIB del primer trimestre serán revisadas a la baja.

Esta situación llevaría la cifra anualizada de crecimiento desestacionalizado del primer trimestre de 0.2% a territorio negativo. La debilidad de las cifras de crecimiento del primer trimestre con respecto al cuarto trimestre del año anterior se ha vuelto una constante durante los últimos siete años.

Aunque hay razones no recurrentes que explican parte de la debilidad de la actividad económica en cada uno de los primeros trimestres de los últimos siete años, la realidad es que la debilidad se ha vuelto un tema recurrente. Esta situación pareciera sugerir que existe cierta fragilidad estacional durante el primer trimestre de cada año que no se ha logrado filtrar a través de los ajustes por estacionalidad que hacen las autoridades.

De acuerdo con datos de BBVA, este fenómeno de debilidad en el primer trimestre es algo que comenzó a ocurrir a partir del 2007, ya que entre 1948 y el 2006 el crecimiento trimestral ajustado por estacionalidad arrojaba cifras mucho más balanceadas. Sin embargo, BBVA indica que a partir del 2007 ha habido una temática consistente en la que el primer trimestre de cada año arroja cifras negativas o muy débiles y es seguida de crecimientos mucho más robustos en el segundo y tercer trimestre, cerrando el año con un cuarto trimestre de crecimiento más moderado.

La realidad es que si revisamos las cifras de crecimiento de manera anual -es decir, comparando el dato del PIB al cierre de cada trimestre contra el mismo trimestre del año anterior- en lugar de hacerlo de manera secuencial como normalmente se publica, podemos eliminar parte de esta estacionalidad que los ajustes no han logrado filtrar bien a partir del 2007. Al hacer esto, nos daríamos cuenta de que la economía americana creció 3.0% durante el primer trimestre y aunque la revisión a la baja podría llevar esta cifra a 2.5%; está claro que la situación es menos preocupante de lo que parece.

Esta comparación toma en cuenta que tanto en el primer trimestre del 2014 como en el del 2015 hubo factores climáticos muy adversos que tuvieron un impacto negativo en la actividad económica, pero queda claro que a pesar del impacto negativo de la fortaleza del dólar en la balanza comercial de Estados Unidos y un entorno global menos favorable, la economía estadounidense se encuentra en una posición más saludable en el primer trimestre del 2015 que en el primer trimestre del año pasado.

A pesar de la muy posible contracción en los datos anualizados de las cifras desestacionalizadas del PIB del primer trimestre de este año contra el cuarto trimestre del año pasado, buena parte de los analistas ha mantenido su meta de crecimiento para el año completo, ya que anticipan una aceleración importante de la actividad económica -medida de manera secuencial y desestacionalizada- durante el segundo y tercer trimestre del año. Esto parece estar bien avalado por las cifras más recientes de los índices de producción manufacturera y de servicios.

El ISM del sector no manufacturero (que representa buena parte de la economía norteamericana) aumentó de 56.5 en marzo a 57.8 en abril, su nivel más elevado desde noviembre. De acuerdo con datos de Banco Santander, la correlación histórica entre el ISM no manufacturero y el PIB indica que el nivel de abril es consistente con una cifra de crecimiento del PIB de 3.9 por ciento.