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A principios de esta semana, el Inegi publicó las cifras de la Inversión Fija Bruta al mes de julio que registraron una contracción anual de 7.6 por ciento. Aunque la contracción en julio fue ligeramente menor a lo esperado por el mercado —el consenso de expectativas se ubicaba en -7.8%—, la Inversión Fija Bruta ha registrado una caída anual de 4.6% durante los primeros siete meses del año.

Dentro de los componentes con mayor debilidad en julio se encuentran la inversión en construcción (-6.1%) y la inversión en maquinaria y equipo (-9.5 por ciento). Para el periodo enero-julio, la construcción ha caído 3.2%, mientras que la inversión en maquinaria y equipo presenta una contracción de 6.5 por ciento.

En términos mensuales, la Inversión Fija Bruta en julio cayó 0.7% con respecto a junio, siendo la construcción el principal lastre, con una caída de 1.5%, y en especial el segmento no residencial, que registró una caída de 3.7 por ciento. La fuerte contracción en la Inversión Fija Bruta se explica en parte por el recorte del gobierno a la inversión pública —resultado de los programas de austeridad y la transición a un nuevo régimen— pero en mayor medida por un fuerte rezago en la inversión privada, derivada de un entorno de incertidumbre y falta de confianza.

El principal rezago viene en el sector de la construcción, donde la contracción se puede atribuir, en gran parte, al congelamiento del otorgamiento de licencias y permisos para nuevas obras y la revisión de muchos permisos y licencias que ya estaban otorgados y donde la construcción estaba por iniciar o ya en proceso.

Aunque hay esperanzas de que el sector de la construcción comience a salir de su letargo —conforme se agilice la expedición de licencias y permisos y se reinicien obras que llevan meses detenidas— el componente de Inversión Fija Bruta en bienes de capital no parece tener indicios de repunte. Un buen indicador adelantado, aunque imperfecto, de la Inversión Fija Bruta en su componente de bienes de capital son los datos de importaciones de este tipo de bienes en la balanza comercial.

Los datos más recientes, correspondientes a agosto, mostraron una contracción anual en este rubro de 14.0%, llevando el acumulado del año a una caída anual de 8.0 por ciento. La caída en la Inversión Fija Bruta es preocupante porque este rubro es un pilar de la actividad económica que genera millones de empleos para la base de la pirámide poblacional —especialmente el sector de la construcción— y que además tiene un efecto multiplicador en el resto de la economía.

Uno de los grandes objetivos de este gobierno era incrementar la inversión pública de manera significativa, especialmente en el rubro de infraestructura. El objetivo concreto de la nueva administración es elevar la inversión pública como porcentaje del PIB de 3.1% registrado al cierre del 2018, a 5.0% hacia finales del sexenio. Sin embargo, para el 2019, esta cifra estará por debajo de la observada al cierre del 2018 y el presupuesto del 2020 tiene contemplada una cifra de 2.9 por ciento.

Aunque la inversión privada no puede sustituir a la pública en el tema de infraestructura básica, la inversión privada representa un componente mucho más importante de la inversión total.

Al cierre del 2018, la Inversión Fija Bruta total como porcentaje del PIB en México se ubicó en 22.1%, de acuerdo con datos del Banco Mundial, con la inversión privada representando aproximadamente 85% de este total. La condición necesaria para detener el desplome de la inversión privada es que el gobierno genere un entorno de mayor confianza y estado de derecho.

Aunque existe un ambiente de cooperación y diálogo constructivo entre el gobierno y la cúpula empresarial, esta situación no se ha traducido en acciones concretas que contribuyan a mitigar la percepción de incertidumbre que prevalece en varios segmentos del sector privado.

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