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En Estados Unidos las únicas ventas que van viento en popa con tasas de crecimiento de dos dígitos son las de los juguetes sexuales, ahora que una película permite la aceptación social de la pornografía.

De ahí en fuera, las ventas al menudeo en Estados Unidos bajaron en enero y por segundo mes consecutivo. La decepción en los mercados fue mayor.

Si la economía muestra claros signos de recuperación, si la confianza del consumidor repunta de manera sostenida, si la creación de empleos es constante, si los precios de los combustibles dejan una buena cantidad de recursos disponibles en los bolsillos de los consumidores, ¿por qué no salieron corriendo a comprar todas esas cosas que durante tanto tiempo se abstuvieron de adquirir?

La Federación Nacional de Minoristas de Estados Unidos hace cálculos en torno a que las ventas al por menor habrán de crecer este año en 4.1 por ciento. Y así lo calculan porque suman todas las variables que ya le mencioné y el resultado no podría ser otro.

Salvo que claro, los consumidores decidieran no gastar. Pero, entonces ¿dónde está el dinero?

Las ventas al menudeo registraron en aquel país una baja de 0.8% en enero, después de que en diciembre ya habían mostrado una contracción de 0.9 por ciento.

Cuenta mucho en esta medición el hecho de que hayan bajado de manera tan drástica los precios de las gasolinas, porque evidentemente están incluidas dentro de una medición de ventas al menudeo y su ponderación es muy alta.

Se toma en cuenta el monto que deja la operación de venta de los combustibles, no el volumen del producto desplazado, por tanto podría subir la cantidad de galones vendidos, pero los recursos obtenidos por su venta son al menos 40% inferiores a los de mediados del año pasado.

Sin embargo, las ventas minoristas subyacentes, las que eliminan de su comparación las gasolinas, los automóviles, los servicios alimenticios y hasta los materiales de construcción, tuvieron un repunte de apenas 0.1 por ciento.

Seis de las 13 categorías medidas retrocedieron en enero, lo que invita a sacar conclusiones sobre qué pasó con esos millones de dólares disponibles no gastados.

Hay evidencias numéricas que pueden ayudar a desvelar el misterio. Durante diciembre la tasa de ahorro personal de los estadounidenses subió de 4.3%, de noviembre, a 4.9% durante el último mes del año pasado.

Entonces, al parecer los estadounidenses no sabían en qué gastar esos recursos adicionales y optaron por la decisión de ahorrar ese dinero.

Otros optaron por una mejor opción y pagaron parte de sus deudas, quizá para dormir bien y gastar mejor en los meses por venir.

Los consumidores ven que las tasas de inflación se mantienen bajas, la gasolina está barata, no tienen temor de que la enorme pantalla led 4K que tanto anhelan pueda subir de precio en los meses por venir; al contrario, ese tipo de productos se abaratan con el tiempo.

Tienen la certeza de que pueden ser pacientes para su consumo sin temores inflacionarios y tomar decisiones más sabias, como ahorrar para un consumo de contado, o bien, pagar lo que deben de festines consumistas anteriores. Nada más.