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La investigación debe ir más allá del uso del helicóptero. El director de Conagua maneja un presupuesto de casi 50,000 millones de pesos anuales.

La confianza es como la pasta de dientes: una vez que sale del tubo, no se puede recuperar. Así estamos con David Korenfeld, el director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). La confianza se salió del tubo para irse al caño.

El problema se manifiesta con el viaje en helicóptero, pero no se agota ahí. Tenemos derecho a creer que este episodio nos dice mucho de la forma en que Korenfeld gestiona la Conagua. Hay pobreza de criterio en la toma de decisiones y confusión de lo público y lo privado. La forma en que manejó la crisis es sintomática: mentiras burdas en la cuenta de Twitter y uso de la infraestructura y los logotipos de la Conagua para emitir una explicación incompleta.

Pongamos en perspectiva el uso del helicóptero. El vuelo desde la casa del funcionario al aeropuerto tiene un costo aproximado de 30,000 pesos. Esto es apenas una gota en el tonel presupuestal de la Conagua. Esta dependencia tiene 44,163 millones de pesos para este año. Si lo quieren ver así, el precio del vuelo equivale a apenas 25 segundos del presupuesto anual de la Comisión Nacional del Agua. Es irrelevante que el director pague el vuelo. El asunto apunta a otro lado.

¿Cuántas veces ha utilizado los helicópteros en beneficio personal el director de la Conagua? Más allá: ¿cuántas veces ha antepuesto David Korenfeld sus intereses en contra del bien público?

La investigación de la Secretaría de la Función Pública debe trascender el uso del helicóptero. El señor Korenfeld ha administrado recursos por más de 4,000 millones de pesos mensuales en promedio, más de 100,000 millones en total. Es “árbitro” en temas como el derrame en Sonora del Grupo México y pieza clave en obras tan polémicas como el acueducto Monterrey VI, cuyo costo es superior a 17,000 millones de pesos.

Muchos de ustedes tienen en mente el papel de David Korenfeld en el intento de reforma a la ley federal de aguas. No se olviden de ella, pero tomen en cuenta el enorme poder que tiene este funcionario. Es la máxima autoridad en materia de infraestructura hidráulica de nuestro país: presas, acueductos, recolectores, plantas potabilizadoras y canales de desagüe. Al titular de la Comisión Nacional del Agua le corresponde también expedir los títulos de concesión y los permisos de descarga de aguas sucias.

¿Confiaría usted en David Korenfeld? La pregunta trasciende al presidente Peña Nieto, en buena medida porque el escándalo del helicóptero volvió el futuro del funcionario un asunto del dominio público. No se trata de ponderar si el primer mandatario sigue confiando en él, sino de cuestionar si ésta es la persona que debe estar a cargo de la política nacional para administrar un activo estratégico.

Él no ha renunciado, lo que pone presión en Virgilio Andrade, el titular de la Secretaría de la Función Pública. En juego está el futuro del sistema nacional anticorrupción y mucho más. ¿Habrá sanción ejemplar para uno de los funcionarios más cercanos al presidente? “Nubosidad convectiva con potencial de lluvia fuerte con relámpagos y caída de granizo”, puso David Korenfeld en su cuenta de Twitter del 2 de abril. El pronóstico del tiempo fue su primer tuit después del estallido del escándalo. Veo las nubes y los relámpagos. También puedo oír el granizo, pero tengo una duda: ¿cuándo lloverá en la milpa de la lucha contra la corrupción?