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En los próximos días, Banxico publicará las cifras de la cartera de crédito bancario al sector privado al cierre de abril. Resultará interesante ver si el otorgamiento de crédito por parte de la banca comercial al sector privado mantiene su tendencia de recuperación a pesar de la de desaceleración de la actividad económica observada en los últimos meses.

Las cifras el cierre de marzo revelaron que el saldo de la cartera de crédito de la banca comercial al sector privado tuvo un crecimiento en términos reales (es decir, ajustado por inflación) de 7.0% contra el mismo mes del año pasado y crecimientos reales de 1.4% contra el cierre del 2018 y de 1.0% con respecto al cierre de febrero.

La cifras al cierre de marzo muestran una tendencia de recuperación después de la contracción observada en diciembre y enero, cuando se observaron decrementos mensuales de 0.7 y 0.4%, respectivamente. La tendencia positiva contrasta también con el comportamiento del PIB durante el primer trimestre del año que presentó una contracción de 0.2% con respecto al cuarto trimestre del año pasado y un crecimiento de apenas 0.1% con respecto al primer trimestre del 2018. Aunque las cifras de crecimiento en el saldo de la cartera de crédito bancario al sector privado se han desacelerado tangiblemente desde principios del 2017 —cuando las tasas promediaban cerca de 8%— la recuperación observada en marzo es una buena noticia, sobre todo considerando que la economía mexicana está en plena desaceleración.

Esto quiere decir que la bancarización —es decir, la penetración del crédito como porcentaje del PIB— en nuestro país mantiene una tendencia positiva, aunque todavía muy lenta. Como hemos enfatizado en este espacio con anterioridad, una de las condiciones fundamentales para lograr un mayor crecimiento y menor vulnerabilidad de la economía mexicana es un mayor dinamismo del crédito bancario al sector privado.

Si se usa de manera prudente, el crédito es una herramienta muy poderosa de crecimiento y sobre todo de movilidad social. Debemos recordar que México es un país poco bancarizado en comparación con otras economías emergentes con características similares.

El crédito bancario al sector privado en México, medido como porcentaje del PIB, se ubica alrededor de 16%, cifra aún muy por debajo de 38% registrado en 1994 y la de otros mercados emergentes como Brasil y Colombia que ronda 35% y ni hablar de Chile, donde es superior a 60 por ciento.

Aunque México aún se encuentra lejos de estos niveles, es importante resaltar que la tendencia es positiva, ya que el crédito bancario al sector privado como porcentaje del PIB ha pasado de 13% en el 2010 a 18% en la actualidad. Los segmentos del crédito que han crecido a un mayor ritmo son el crédito de nómina, el crédito a la vivienda media y residencial y el crédito a empresas y personas físicas con actividad empresarial. Sin embargo, hay ciertos segmentos del sector privado que sigue encontrando grandes dificultades para acceder a un crédito bancario. El caso más claro es el de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) donde la cartera de crédito de la banca comercial a este tipo de empresas es de apenas alrededor de 2% del PIB, cifra por demás pobre.

El sistema financiero mexicano debe hacer un mejor esfuerzo para penetrar este segmento, ya que se encuentra bien capitalizado, cuenta con un marco regulatorio renovado y sistemas de administración de riesgos robustos.

La brecha que ha dejado la banca en el segmento de mipymes ha sido ocupada por algunos intermediarios financieros no bancarios que han sabido entender la dinámica de otorgamiento de crédito y cobranza para este tipo de clientes. Sin embargo, este tipo de intermediarios financieros no bancarios enfrentan a su vez obstáculos importantes para obtener fondeo en términos comercialmente aceptables.