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No es casualidad que ninguno de los farsantes con derecho de apartado en las conferencias de prensa mañaneras figure entre los reporteros genuinos que sobrevivieron a la volcadura de la camioneta destartalada en que viajaban el sábado mientras cubrían la gira por Sonora de Andrés Manuel López Obrador.

Gozan de cabal salud porque solo “trabajan” de patiños dos o tres horas de lunes a viernes y jamás cubren sus recorridos por el país, ya que su verdadera tarea es apoltronarse en las dos primeras filas destinadas a “la prensa” para formular impertinentes babosadas con el siniestro fin de impedir que los auténticos periodistas a cargo de la fuente cubran de manera profesional las actividades presidenciales.

El de la volcadura no es el único percance que ha ocurrido en las giras de López Obrador: hubo ya otros en Chihuahua (problema mecánico) y Oaxaca (falla de frenos y choque), y el mismo AMLO, sus colaboradores y la comitiva de prensa fueron extorsionados en dos ocasiones por el pueblo bueno de La Cancha, en Bachajón, Chiapas (50 pesos por cabeza), para permitirles entrar en la localidad y de salida otra vez, ponchando las llantas del automóvil del Presidente.

Según La Jornada, “los vehículos en los que viajaban los comunicadores fueron contratados por el delegado federal en la entidad, Jorge Taddei Bringas, uno de los funcionarios que está siendo investigado por la Secretaría de la Función Pública por presuntos malos manejos en los programas sociales”.

Al comentar el percance, el presidente López Obrador expresó que en otros gobiernos “había una atención especial, se gastaba mucho en eso.

Lo que estamos procurando es ahorrar en todo”. Seguro desconoce que desde Carlos Salinas de Gortari, con José Carreño Carlón a cargo de la comunicación, los medios pagan los gastos de sus enviados a las giras presidenciales.

AMLO añadió que “cuando estábamos en la oposición, no nos cubría nadie”, pero reconoció que Heliodoro Cárdenas, de MILENIO, lo hizo más que nadie en sus recorridos por el país (en realidad otros medios lo hicieron poco y no tan bien).

Y sugirió que se deje de enviar a los reporteros de la fuente y se aguarde la información oficial. “En las giras pueden ser corresponsales o nosotros mismos. Yo siempre estoy informando…”. Tal propuesta carece de todo sentido periodístico.

Con las corresponsalías, los medios obtienen informaciones locales o regionales, pero una actividad tan relevante como la presidencial requiere de reporteros con experiencia y conocimiento cada vez más acucioso y especializado del personaje, dicho sea de paso, más prominente de México.

Los medios no son recipientes de lo que sea que los gobiernos quieran difundir. Solo a los paleros que van a las mañaneras les viene el saco, en palabras del Presidente, de que “la mejor opción es que los que no puedan asistir se queden en Ciudad de México de lunes a viernes…”.