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Donald Trump quiere hacer daño a China y lo va a conseguir. El problema es que en el camino causará problemas al resto del mundo, incluyendo el propio Estados Unidos y algunos de sus aliados, entre ellos México. Estos son algunos de los efectos que podría provocar en nuestro país:

1.- Menor crecimiento. Una guerra comercial provocará un menor crecimiento de la economía de Estados Unidos, entre 0.5 y 1 por ciento del PIB en 2019. Esto se traducirá en menor crecimiento para México porque nuestra economía está correlacionada con la de Estados Unidos. Cuando ellos decrecen, nosotros también.

2.- Más inflación. China es la “fábrica del mundo”. El mayor productor de cientos de bienes, entre ellos calzado, ropa y productos para el hogar. Es muy probable que la política arancelaria de Estados Unidos hacia China provoque un encarecimiento de los productos chinos. No sólo en Estados Unidos, sino en todos los mercados relevantes, incluyendo México.

3.- Disrupción en las cadenas productivas. El comercio entre Estados Unidos y China (650 mil millones de dólares anuales) tiene un fuerte componente de bienes intermedios que van a otros países para ser utilizados como insumos en la industria manufacturera. Pueden ser telas para la confección de ropa o componentes electrónicos para máquinas. Estos productos se encarecerán por los aranceles y su abasto se complicará por la incertidumbre que provoca la tensión comercial.

4.- Alza de aranceles. Si después del alza de aranceles que Estados Unidos ha decretado contra China, México deja los gravámenes en los niveles actuales, el mercado mexicano podría verse inundado por miles de productos chinos que se “desviarían” hacia México para evitar el castigo de Estados Unidos. Esta invasión podría provocar daños a los productores mexicanos. Para evitarlo, México tiene la opción de homologar sus aranceles a los de Estados Unidos, pero pondría fin a su neutralidad en esta guerra.

5.- Caída del comercio mundial y dificultades para la diversificación. La última guerra comercial que vivió el mundo significó una caída de 66 por ciento del comercio mundial, entre 1929 y 1934. En ese momento fue una escalada comercial donde todos los países impusieron aranceles e impulsaron políticas proteccionistas. Falta mucho para llegar ahí, pero están sonando los primeros cañonazos. Si la guerra comercial se generaliza, a México se le complicará abrir nuevos mercados y lograr la diversificación de su comercio exterior que requiere.