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A partir de hoy, con la medición quincenal de la inflación del Instituto Nacional de Estadística y geografía (Inegi), podremos empezar a tener una imagen más amplia de la afectación a la economía por la persistente crisis de distribución de gasolinas.

Hay que atender otros indicadores futuros, como los niveles de consumo, el destino del ingreso, la producción industrial, los indicadores regionales y sin duda la medición del Producto Interno Bruto para tener una visión completa de lo que le costará al país en su conjunto este episodio.

Lo que debe quedar claro es que el desabasto va a dejar consecuencias económicas. Sobre todo, porque no es un asunto resuelto.

Siempre será mejor esperar a las mediciones que haga el Inegi, porque la falta de gasolinas también ha desatado una guerra de cifras que no siempre son precisas, pero que sí permiten acceso a los medios a muchos dirigentes empresariales.

Pero no hay duda de que hoy a estas horas, se mantiene el desabasto de combustibles. El hecho de que no haya la misma atención mediática al tema de la falta de gasolinas no significa que se haya solucionado el problema.

El viejo vicio de centralizar la atención a lo que sucede en la capital del país provoca la apariencia de que la regularización del abasto en las gasolineras de la Ciudad de México es la misma suerte del resto de las entidades afectadas del país y eso no es así.

Es la fecha en que en Jalisco se mantiene la escasez de gasolinas en 63 de los 125 municipios. Por ejemplo, en la zona metropolitana de Guadalajara menos de 10% de las estaciones de servicio está abierto.

Guanajuato tiene más de un mes sin abasto regular de combustibles y hasta ahora sólo 30% de las gasolineras tiene producto en sus bombas.

Michoacán y Querétaro tienen también problemas de falta de combustibles que ya han afectado esas economías regionales.

Sólo ahora que Monterrey enfrenta un problema de desabasto ha regresado el tema al interés nacional. La influencia regiomontana ha recordado a la opinión pública que no es un tema superado.

Va a ser muy importante que ahora sí los funcionarios del gobierno federal acudan a la comparecencia a la que fueron citados este próximo lunes ante la Tercera Comisión Permanente para que expliquen las razones del desabasto.

Conforme han pasado las semanas hay más claridad de las causas. Por ejemplo, la propia Secretaría de Energía confirmó lo que en su momento informó The Wall Street Journal y que mereció la reprimenda presidencial: México redujo la importación de petrolíferos.

El gobierno federal inició una guerra contra el huachicoleo con los tanques de reserva semivacíos y en medio de la temporada de mayor demanda de gasolinas de todo el año.

A la crisis de desabasto hay que agregar ahora el interés en las medidas de combate al robo, que además de pérdidas millonarias ha dejado ya la pérdida de vidas humanas.

Hasta hoy Pemex ha incumplido con los compromisos que adquirió con los estados más afectados por el desabasto.

Sin embargo, el tema perdió fuerza en la opinión pública nacional, porque en esta visión chilangocéntrica de las cosas el problema ya había quedado superado.