Elecciones 2024
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Michoacán es un estado que se ha hecho famoso por sus autodefensas y por “Los Caballeros Templarios”. Sin embargo, antes de contar con estos dos llamativos atractivos turísticos, lo que distinguía a esta entidad cuna de José María Morelos y Pavón eran sus conocidas y reconocidas carnitas, delicia culinaria que lo mismo sorprende el paladar de mexicanos y extranjeros. Por eso, en esta ocasión, vamos a aprender a preparar unas carnitas de Tuta que no le pedirán nada a las de Quiroga y Huandacareo.

Esta preparación, hay que aclarar, servirá para maciza, nana, nenepil, tripa, cachete, costilla, machitos, buche y cuerito. 

INGREDIENTES:

–       Una Tuta bien metida en su hoyo, asustada, desnutrida y desanimada

–       5 hojas de laurel gubernamental

–       ajo magisterial

–       orégano del especial (consíganlo con algún narcomenudista, pero que no los vaya a ver la policía)

–       comino (sí, de ese que le valió a los gobernadores electos, interinos y sustitutos)

–       pimienta negra de videos

–       tomillo de corrupción

–       sal de ajo de indiferencia

Para la sala necesitarás:

–       5 cómplices estatales hervidos sin cáscara

–       15 lugartenientes secos tostados (pueden ser hijos de gobernadores, alcaldes, presidentas municipales, etcétera)

–       3 dientes de ajo de “Los Caballeros Templarios”, “La Familia Michoacana” y “Los Viagras”

–       1 cucharada de consomé de comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral

–       Paciencia, investigación, traición e inteligencia al gusto

REPARACIÓN:

Preparar este tipo de carnitas puede tomar su tiempo porque no es fácil capturar y cocinar una Tuta, es complicado, pero una vez que ya se tenga bien asegurada se le pone en una olla express con suficiente agua para que se cocine al vapor. Se le agregan las cabezas de los ajos partidos a la mitad (unos que lo apoyen y otros que lo traicionen) y las hojas de laurel que le permitirán al gobierno pararse el cuello cuando quede preparada la receta. No olvide poner las especias secas (orégano, comino y tomillo) todas juntas para que se forme un concentrado de corrupción y complicidad que le dará sabor. Todo esto, repito, se pone en la olla y se tapa, con agua suficiente para que se mezcle todo, pero en cuanto la olla comience a silbar eso querrá decir que el operativo ya estará listo y se podrá abrir la olla. Los ingredientes de la salsa se deben sazonar poco a poco, que pasen algunos añitos para que los comensales vivan en zozobra y atemorizados por este feo manjar que a varios les causará una terrible indigestión pero que al final les dará satisfacción saber que ya jamás lo volverán a probar porque las sobras se irán a un frescobote que ya nadie abrirá.

Se recomienda servir en tacos.

¡Mal provecho!