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Usufructuario de la propaganda de la trova cubana a la revolución en sus años de gloria y cuyo fracaso quedó evidenciado con el derrumbe de la Unión Soviética, hasta el tiranuelo Miguel Díaz-Canel reconoció a Pablo Milanés, quien en sus últimos 30 años de vida se reveló como lúcido crítico de la dictadura castrista.

“Desaparece físicamente uno de nuestros más grandes músicos. Voz inseparable de la banda sonora de nuestra generación…”, escribió desde Moscú donde se encontró con el invasor Putin y participó en la develación de una estatua de Fidel Castro.

En México, su admirador y amigo Andrés Manuel López Obrador inició su mañanera “enviando un abrazo a familiares, amigos, compañeros de Pablo Milanés.

Un gran cantautor (…). Muchos, muchos nos beneficiamos con su música, y es una pérdida muy lamentable para el mundo de la música, para la trova. Toda una época la de Pablo, Pablito, como lo conocían”.

Para cerrar su conferencia: “Vamos a despedir a Pablito y ya. ¿Cuál tienes? Pon Tengo. Esta es una canción cantada por Pablo, pero es un poema de Nicolás Guillén”. Corre video. “A ver, otra, otra, porque yo quiero recordar a Pablo en esos tiempos” (Amo esta isla). “Y a ver, ahora que viene Boric (Gabriel, presidente de Chile), vamos a adelantársela.

Esta la compuso después del golpe militar (de Pinochet) y es una canción profética” (Yo pisaré las calles nuevamente).

A mediados de 2021, con las movilizaciones tumultuarias en Cuba para demandar libertades, alimentos y medicinas, Haydée Milanés, la cantante y arreglista hija de Pablo, tuiteó:   “El pueblo cubano se ha expresado y salido pacíficamente a la calle con sus demandas. El gobierno tiene la obligación de escucharlo. Es inadmisible que las autoridades estén convocando a un enfrentamiento entre cubanos. Basta ya de represión, basta ya de violencia!!!”.

Y es que Díaz-Canel había ordenado a sus paramilitares “revolucionarios” “combatir” a los manifestantes.  Por WhatsApp me escribió: “Estoy desolada…”.

La posición de los Milanés frente a la dictadura castrista no es repentina.  Entrevistado hace un año por Canal Sur de Andalucía, Pablo dejó clara su decepción: “Es la primera vez que voy a hablar de eso, pero ya me tiene hasta aquí (puso su índice en la cabeza) que me digan que Cuba es ideal, que es un paraíso, que es esto, lo otro. Cuba no es lo que fue. Ni sombra de lo que fue.

Por eso yo en el año 92 empecé a criticar, mucho antes que los jóvenes estos que están ahora haciendo lo que deben hacer como juventud, pero mucho antes de esto, en 92 empecé a decir que el sistema había fracasado absolutamente y lo denuncié públicamente.

Por eso cada vez que oigo que en los países desarrollados y en otros países de América Latina reconocen a Cuba todavía como un ejemplo de democracia, de honestidad, de justicia, hay que decirlo: que se pongan al lado del pueblo cubano, lo que está pasando y el hambre que está pasando, las vicisitudes que está pasando, la falta de libertades que hay en todos sentidos…”.