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Irresponsables y facciosos, el fiscal del caso y el abogado de los padres de Los 43, Omar Gómez Trejo y Vidulfo Rosales, confirman lo ya sabido en vez de admitir que sus “hallazgos” ratifican la aborrecida pero invariable “verdad histórica”.

Con ridículos “avances” pretenden seguir timando, ahora con otro fragmento del esqueleto de uno de los asesinados dizque hallado fuera del muladar, con la corroboración “al 99.999 por ciento” de la identidad de Jhosivani Guerrero de la Cruz, de lo que desde septiembre de 2015 informó la ex procuradora Arely Gómez sobre otro del vertedero.

Ese normalista fue el segundo que reconoció el laboratorio de la Universidad de Innsbruck (Austria). El primero fue Alexander Mora Venancio.

Ambas identificaciones fueron posibles por el estudio de restos rescatados por marinos con base en las indagaciones de la Agencia de Investigación Criminal que dirigía el hoy perseguido Tomás Zerón de Lucio en el basurero de Cocula y el río San Juan. De otro resto encontrado en este sexenio por la fiscalía especial en la barranca La carnicería, cercana unos cien metros al muladar, fue identificada una tercera víctima: Christian Alfonso Rodríguez Telumbre.

Al primer fragmento de Jhosivani se le había practicado un análisis mitocondrial y al confirmatorio se le hizo uno nuclear. Para negar que muchos o todos los cuerpos de Los 43 fueron quemados hasta su carbonización, Gómez Trejo se esmeró en precisar que una vértebra lumbar que resultó de Jhosivani “no fue expuesta a altas temperaturas” y que su identificación en 2015 daba un “dudoso” 17 por ciento de confianza.

¿Sí, Chucha?, pues ya se vio que fue cierto. Marrullero, omitió que hace seis años Arely Gómez advirtió que una muestra ósea proporcionó “evidencia moderada y coincidente” con la madre de Joshivani, y que existían 72 posibilidades contra una de que no lo fueran.

Otro dato relevante sobre quienes explotan el dolor ajeno es que las autoridades de la 4T no han revelado cómo diablos dieron con el resto de Christian. Esto deja una importante duda porque la barranca de su “descubrimiento”, en repetidas ocasiones, fue visitada en 2015 hasta por cientos de reporteros que supieron de restos humanos quemados pero pertenecientes a dos policías municipales de Iguala.

Lo informado por Omar y Vidulfo confirma la esencia de la narrativa de Jesús Murillo Karam sobre los trágicos acontecimientos de septiembre de 2014 en Iguala y sus inmediaciones. En el camino que conduce al enorme basurero de Cocula (punto minúsculo en un solar de dimensiones kilométricas) está la barranca de La carnicería.

Inútiles la comisión de la verdad, la fiscalía especial y los representantes de los deudos, el gobierno cuatroteísta sigue sin enviar a Innsbruck los 114 restos que la extinta Comisión Nacional de los Derechos Humanos recomendó analizar. Y todo para negar el basurero como el sitio en que fueron sacarificados los desaparecidos que, restados Alexander, Jhosivani y Christian, desde hace un año suman 40…