Elecciones 2024
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La miserable acusación a padres de niños con cáncer corrobora que la desvergüenza de Hugo López-Gatell no tiene límites.

Activista de la 4T, el patético subsecretario que medra como inexplicable “estratega” de la política oficial contra la pandemia se conoce ya como Doctor Muerte.

Ilimitado es también el descaro con que opera Canal 22, la televisora supuestamente “cultural” del Estado convertida en vulgar medio de propaganda gubernamental donde el funcionario afirmó “clara y abiertamente” que “el PRI y el PAN, donde tenemos ex funcionarios y ex funcionarias, legisladores de esos dos partidos, y participaron en el jugoso negocio de la corrupción del abasto de medicamentos”, están detrás de las críticas a su gestión.

Esos imaginarios esbirros de Fox, Calderón y Peña Nieto están hoy “profundamente dolidos porque hemos cambiado la lógica de adquisición de medicamentos y hemos abierto al mercado mundial, quitando monopolios y oligopolios locales, donde ellos tenían una participación mayoritaria. Agarraron de bandera algo que es socialmente muy sensible, que es la niñez y el cáncer, que irremediablemente es una enfermedad que está asociada con dolor humano y sufrimiento, y entonces crearon esta fórmula de los niños con cáncer que no tienen medicamentos. Es una mentira. Si cualquiera de la ciudadanía quisiera tener una constatación rápida, se podría hacer esta pregunta: ¿Por qué si los niños de México no tienen medicamentos, los niños que padecen cáncer, por qué sólo vemos a 20 personas haciendo manifestaciones y cerrando el aeropuerto? Son las mismas 20 personas desde que empezó el sexenio…”.

Las estupideces que vomitó en el programa Chamuco Tv (que conducen ilustradores de la 4T a quienes el presidente López Obrador considera “intelectuales” y “amigos”) fueron muchas más: la desinformación puede tener un “efecto tóxico” sobre el comportamiento social, lo cual “estorba” para el control de una epidemia.

La “infodemia”, sostuvo, es deliberadamente sembrada por “grupos de interés, nacionales e internacionales, con el ánimo de distorsionar la percepción de la realidad”, con el propósito de generar una oleada de odio. Y se fue de bruces en sus excrecencias: “Aquí me gustaría aprovechar para hacer una especie de alerta o por lo menos que quede registrado. Este tipo de generación de narrativas de golpe, a veces se ha conectado en Latinoamérica con golpe, golpe, golpe de Estado…”.

Ejemplificó: “Esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos cada vez lo vemos más posicionado como parte de una campaña más allá del país, de los grupos de derecha internacionales que están buscando crear esta ola de simpatía en la ciudadanía mexicana, ya con una visión casi golpista”.

Irremediablemente estulto, el inútil vividor del dolor ajeno agradeció en sus redes sociales a sus complacientes anfitriones “la oportunidad” que le brindaron para pergeñar lo que aquí, sugerido por él, queda registrado. Quienes indignados reclaman su renuncia debieran exigir su fulminante cese.