De no ser que esta patraña fuera invención de la consejera jurídica que por fortuna no será ministra de la Corte, no tengo idea de dónde la sacó
Una característica de lo menos loable del presidente López Obrador es que no solo da crédito a chismes no confirmados, sino además los propala y les otorga una reprobable carta de cierta “legitimación”.
Le sucedió antier con una de las más desafortunadas afirmaciones que ha proferido:
“Estos muchachos que asesinaron hace dos días en Guanajuato fue por el consumo, porque le fueron a comprar a alguien que estaba vendiendo droga en un territorio que pertenecía a otra banda…”.
De ser verdad tan insensible y categórico aserto, no es el presidente de la República quien debiera decirlo sino, en todo caso (y hasta que se agoten las investigaciones), el Ministerio Público guanajuatense.
En solo 23 palabras, AMLO cometió la descomunal imprudencia de:
a) criminalizar a las víctimas;
b) revictimizar y ofender a los deudos;
c) asumir que el “territorio” a que se refiere no pertenece a México, y
d) que los jóvenes formaban parte de una “banda” contraria a la que los mató.
Y lo peor de la pifia presidencial es que, por la manera como fue articulada, no faltará quien deduzca que los jóvenes, por drogadictos, recibieron su merecido.
Lo aseverado por el mandatario, sin embargo, no lo inventó López Obrador, quien al menos aportó información sobre el origen del chisme:
“Ayer estuvo aquí el gobernador hablando con la secretaria de Seguridad Pública. Lo que sucedió es que jóvenes estudiantes, incluso de medicina, fueron a una fiesta a Querétaro y de regreso pasaron creo que a Juriquilla y luego a Villagrán. Y en algún lugar de estos pasaron –esto es todavía hipotético, todavía no se tiene toda la investigación, se está investigando–, pasaron a algún lugar, supuestamente para la adquisición de droga, y ahí los asesinaron…”.
Así precisamente se gestó el chisme y se puede inferir lo que sucedió:
El gobernador Diego Sinhue Rodríguez platicó en privado con la secretaria Rosa Icela Rodríguez y seguramente abordaron las diversas líneas de investigación que estaban ya explorándose, una de ellas lógica, la de la probable compra de drogas.
El propio AMLO dice que se trata de una hipótesis porque “no se tiene toda la investigación, se está investigando…”.
Si es una indagación en curso, ¿por qué lo primero que hizo fue dar por hecho que los muchachos pretendieron comprar drogas?
Lo de creerse chismes es en el presidente un problema crónico.
Ayer sucedió lo mismo con su insistencia en una falacia que viene repitiendo.
“Celebré que la presidenta (de la Suprema Corte), la señora licenciada Piña, haya tomado la iniciativa de informarnos que podían utilizarse esos recursos para los damnificados de Acapulco, lo celebré…”.
Eso jamás ocurrió, pero hasta le atribuyó palabras que la ministra nunca escribió:
“Creo que ella pensó que era un momento de decir (…). ‘Estoy de acuerdo y que se etiquete para que se ayude a los damnificados de Acapulco’”.
De no ser que esta patraña fuera invención de la consejera jurídica que por fortuna no será ministra de la Corte, no tengo idea de dónde la sacó…