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La agenda económica la semana pasada se destacó por tres noticias buenas para nuestro país. En primer lugar, la calificadora Standard & Poor’s (S&P) modificó su perspectiva sobre la calificación soberana de riesgo crediticio para México de Negativa a Estable.

En segundo lugar, algunos observadores revisaron su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en el 2017.

En tercer lugar, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés) envió al Congreso un documento que establece los objetivos principales de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que fue interpretado como una propuesta sensata de modernización distante del agresivo discurso proteccionista de campaña.

El cambio de perspectiva por parte de S&P está principalmente ligado al esfuerzo hecho por el gobierno para detener la trayectoria ascendente de la deuda del sector público como porcentaje del PIB. En su nota, S&P hace un reconocimiento a las autoridades financieras de nuestro país por su rápida reacción ante los choques externos suscitados en la segunda mitad del 2016 como la depreciación del peso frente al dólar.

S&P destaca que, a pesar de la desaceleración en el crecimiento del PIB, en el 2017 se logrará una modesta reducción en el déficit fiscal como porcentaje del PIB que resulta de una contención en el gasto público, la disminución en el subsidio a los precios de los combustibles y el aumento en la recaudación tributaria que ha amortiguado la caída en los ingresos petroleros.

Adicionalmente, la decisión de S&P también incorpora un escenario de crecimiento menos negativo para la economía mexicana que el previsto hasta hace unos meses. Por un lado, el crecimiento en la primera mitad del año ha sido mejor al esperado y por otro lado el panorama para la segunda mitad prevé una desaceleración menor a la contemplada al inicio del año.

En este sentido, la semana pasada se destacó por las revisiones a las expectativas de crecimiento para el 2017 realizadas por corredurías como Banorte y Bank of America Merrill Lynch. En el caso de Banorte, la perspectiva se revisó de 1.6 a 1.9%; mientras que Bank of America elevó su pronóstico de 1.25 a 1.8 por ciento.

Adicionalmente, el Fondo Monetario Internacional elevó su estimado de crecimiento para la economía mexicana en el 2017 de 1.7 a 1.9 por ciento. En todos los casos, la revisión en el pronóstico se debe a un desempeño mejor al esperado durante el primer trimestre de este año. Otra razón detrás del cambio en la perspectiva por parte de S&P es el menor grado de incertidumbre de la relación comercial con Estados Unidos.

El documento elaborado por el USTR que establece los objetivos de la renegociación del TLCAN es el resultado de una amplia consulta con diferentes interlocutores que no hace mención a la imposición de barreras comerciales entre los tres países. El documento sin duda dista mucho del discurso proteccionista del presidente Trump y su ala nacionalista de asesores.

Sin embargo, el documento es lo suficientemente ambiguo como para dejar abierta la puerta a una negociación difícil en varios temas clave. El principal punto de preocupación es la inclusión de la reducción del déficit comercial de Estados Unidos como objetivo principal.

El segundo punto de preocupación es el que atañe a la propuesta de eliminación o modificación del Capítulo 19 del TLCAN actual que establece las reglas y mecanismos de disputa para resolver controversias donde Estados Unidos busca modificaciones que difícilmente serán aceptables para Canadá y México. Hace casi un año que S&P cambió su perspectiva a Negativa, mencionamos que la probabilidad de una reducción en la calificación se veía lejana (siempre y cuando el gobierno tomara medidas correctivas).

En esta ocasión, reiteramos que, a pesar del cambio en la perspectiva de Negativa a Estable, México se encuentra muy lejos de una posible alza en su calificación.