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Por razones de mi trabajo con artistas de la farándula, conocí a un policía que llegó a un puesto de altura y así, desde arriba, por esas cosas de la vida mariana, fue su dolorosa caída. Eso ya sucedió en otro sexenio. Pero cuando estaba en plenitud del pinche poder —como diría nuestro honorable cónsul en Barcelona— se acercó al medio artístico para hacerse amigo, a como diera lugar, de los famosos del momento. Don Raúl Zavala, viejo empresario dado a las sentencias, al respecto decía: “Los artistas son focos y la luz atrae a los insectos”. Así pues, yo formaba parte del equipo de los focos. Por supuesto que los insectos, sabedores de mi posición, de manera insubstancial —¿a quién le iban a presumir que habían conocido a un pinche escritor?— me trataban. Éste, del que les platico, fue uno de los pocos con los que llegué a tener varias conversaciones. En una de ellas me dijo: “Mira, si alguna vez tienes un problema con alguien, ya sea porque te debe y no te quiere pagar o porque le faltó al respeto a tu vieja, molestó a alguien de tu familia, o simplemente porque te cae gordo, me avisas; me das su dirección y mando a una escolta por él. Una vez en nuestras manos, le vendamos los ojos y lo paseamos en el suelo de la parte trasera de un coche. De vez en cuando lo pisamos, golpeamos y amenazamos: ‘Te vas a morir puto’. Por ahí de la madrugada lo llevamos a la Marquesa, le decimos que se encuere, y ya totalmente desnudo, con un rayo de bicicleta le pegamos un chingo de veces en las nalgas. Sólo con un rayo de bicicleta. Con eso tiene para pagarte, pedirle perdón a tu señora o a tu familia y hasta una lana les da a mis muchachos. ¿Cómo la ves?”. Me quedé estupefacto. Pensé: Si eso hace por alguien como yo, que, no nos hagamos pendejos, ni amigos somos, ya me imagino lo que puede hacerle a uno que sea su enemigo o que esté en el bando contrario, o por demostrarle lealtad a un jefe. ¿De qué se necesita tener hechas las vísceras —ya no el espíritu— para torturar sin repugnancia ni remordimiento a un ser humano?

La anécdota viene al caso debido al video difundido la semana pasada por Internet en el que dos militares, un capitán y una mujer de tropa, así como un elemento de la Policía Federal, torturan, sin compasión alguna, a una mujer, Elvira Santibáñez Margarito, a quien se le ve tirada en el piso donde sus torturadores le colocan una bolsa de plástico en la cabeza y la interrogan sobre el paradero de una tal María. Elvira no contesta y el agente de la Policía Federal le pregunta que prefiere: bolsa, agüita o toques. Inaugurando, con su deferencia, una nueva modalidad: tortura a la carta.

Elvira Santibáñez, de 22 años, fue detenida, junto con dos hombres acusados de formar parte de La Familia Michoacana, el 4 de febrero del 2015 en Ajuchitlán del Progreso, Guerrero, en posesión de armas de grueso calibre, cargadores y una motoneta. Las armas, los cargadores y la motoneta les fueron confiscados, así como 11,000 pesos en efectivo que traían para, seguramente, comprar más armas.

Ningún acto delincuencial, por violento o perverso que sea, justifica la tortura. Desde luego que el suceso al que aquí nos referimos no es único. Según la agencia noticiosa Quadratín, la Secretaría de la Defensa Nacional ha puesto a disposición de las autoridades federales a 1,273 miembros del Ejército para ser juzgados por delitos contra civiles: tortura, desaparición forzada y homicidio, registrados entre el 2006 y el 2015. (Exactamente los años que las fuerzas armadas llevan fuera de sus cuarteles, de donde fueron sacados por el presidente Calderón y adonde el presidente Peña no ha querido que regresen. Ambos siguiendo una estrategia equivocada en el combate contra el narcotráfico).

El escándalo del video de la mujer torturada originó que el pasado sábado el general Salvador Cienfuegos Cepeda, secretario de la Defensa Nacional, pronunciara un mensaje ante 30,000 soldados reunidos en el Campo Militar número 1 de la Ciudad de México. El mensaje fue retransmitido hasta los puntos más lejanos de nuestro territorio, donde se encuentra el resto del Ejército, aproximadamente 20,000 elementos más.

Durante su pieza oratoria, el general secretario expresó: “A nombre de todos los que integramos esta gran institución nacional, ofrezco una sentida disculpa a toda la sociedad agraviada por este inadmisible evento”.

A sus tropas las arengó: “Seguiremos coadyuvando en al ámbito de la seguridad pública, donde sea necesario, apegados a la Constitución política, mientras lo ordene el presidente y la sociedad lo demande y nos exija continuar en las calles”…

El día anterior, el presidente Peña Nieto había regresado de su gira por Alemania y Dinamarca, países en donde fue increpado: ¡Dictador corrupto!, le dijo en Dinamarca una activista sueca; mientras que en Alemania 30 activistas le gritaron: ¡Asesino!

Para evitar la vergüenza del Ejército y los gritos en contra de nuestro presidente en otros países, propongo dos acciones. Una: que el Ejército permanezca en los cuarteles, que no salga a las calles. Dos: que Peña Nieto permanezca en el país, no dejarlo salir al extranjero.

¿Cómo la ven?