Elecciones 2024
Elecciones 2024

Terminó la pesadilla presidencial llamada Donald Trump. Sigue el mal sueño pospresidencial del mismo nombre.

Una cuestión clave del futuro de la democracia en Estados Unidos y en el mundo es si Trump podrá mantenerse como un político activo, capaz de competir por la presidencia en 2024, o si quedará inhabilitado por el juicio político. Ojalá sea lo segundo.

Las instituciones y las leyes deben hacerle pagar por sus atentados contra la democracia echándolo de la cancha que ha deshonrado. El triunfo de Biden marca el principio de un regreso a las garantías y las reglas de la democracia. Ha suspendido cuatro años de anomalía y trae en el bolsillo posibilidades prometedoras.

No es la menor de ellas que ocupará la Casa Blanca un presidente que no miente por sistema ni polariza por compulsión.

Biden es un político profesional al que la historia pone en el trance de poder marcar un antes y un después, en el doble camino de restaurar las reglas de la vida democrática y de reformar la agenda nacional e internacional del país más poderoso del mundo.

No es la menor de las novedades que la vicepresidenta de ese país sea hoy una mujer, y una mujer afroamericana.

Es un buen augurio que el nuevo presidente en vez de fabricar mitologías y grandezas imaginarias vaya a poner su primer esfuerzo en atender la realidad de la pandemia que Trump nunca pudo mirar de frente y que es hoy por hoy una de las mayores catástrofes sanitarias del mundo.

Prometedor es también el regreso a una mirada global de las responsabilidades de Washington en el ámbito internacional, en lo que toca al cambio climático y, también, nuevamente, en la defensa de los valores de la democracia, la libertad y los derechos humanos.

Biden es el principio de un viraje prometedor frente al ciclo de gobiernos dictatoriales y populistas que el mundo incubó en la marea larga de la crisis de 2008.

Bienvenido, Mr. Biden.