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La semana pasada, el Banco de México (Banxico) publicó su Informe Trimestral de Inflación correspondiente al segundo trimestre de este año.

En el informe, Banxico siguió una tónica muy similar a la contenida en las minutas de su última junta de política monetaria, publicadas hace unas semanas, destacando que el balance de riesgos para el crecimiento se ha deteriorado y que la convergencia de la trayectoria de la inflación general hacia el objetivo de 3% se verá retrasada de mediados del 2019 hasta el segundo trimestre del 2020, dado el repunte en la inflación no subyacente registrado durante junio, julio y agosto —que fue principalmente impulsado por los incrementos al precio de gas y combustibles.

A pesar de esta situación, Banxico destacó la continua mejoría en la inflación subyacente y estimó que este indicador debería seguir una trayectoria descendente en los próximos trimestres para alcanzar el objetivo de 3% hacia el tercer trimestre del 2019.

Banxico enfatizó el papel fundamental que han jugado los incrementos en la tasa de interés de referencia para evitar que el deterioro en la dinámica de precios de la canasta de bienes no subyacente haya tenido efectos de segundo orden muy limitados en la canasta de bienes que componen el índice de inflación subyacente. Asimismo, Banxico destacó el impacto favorable que tuvieron las acciones de política económica del banco central sobre la cotización del peso frente al dólar, que registró una apreciación de casi 10% entre la segunda mitad de junio y el cierre de agosto.

El Banxico también reconoció que la apreciación del tipo de cambio se vio favorecida por los avances en la renegociación del TLCAN y una menor incertidumbre de corto plazo después de la elección del 1 de julio en nuestro país.

En cuanto al crecimiento, Banxico revisó a la baja la parte alta del rango estimado para el 2018 de 2.0-3.0% a 2.0-2.6%, mientras que el rango para el 2019 se redujo de 2.2-3.2% a 1.8%-2.2 por ciento.

La revisión incorpora la contracción mayor a lo esperado del PIB observada durante el segundo trimestre y un entorno incierto a nivel internacional hacia delante. El hecho de que la economía mexicana haya mostrado una fuerte desaceleración justo cuando la economía americana alcanzó su mejor cifra de crecimiento en casi cuatro años no es buena noticia.

Adicionalmente, la mayoría de los especialistas anticipa una desaceleración gradual en la actividad económica de Estados Unidos en lo que resta del 2018 y una más notable durante el 2019. Estas expectativas reflejan el desvanecimiento de los estímulos fiscales y, además, comienzan a incorporar un escenario en el que las tensiones comerciales, especialmente el escalamiento en las medidas proteccionistas por parte de Estados Unidos y las medidas compensatorias implementadas por China, empiezan a impactar el crecimiento económico a nivel global.

Para Banxico, el posible deterioro de esta situación, aunado a un incremento en los niveles de aversión al riesgo y el endurecimiento de las condiciones financieras a nivel internacional y en especial para los países emergentes, son vientos en contra que podrían tener un impacto negativo aún mayor en los estimados de crecimiento para nuestro país.

Dado el deterioro en el balance de riesgos al crecimiento y las menores presiones inflacionarias por el lado de la demanda que esta situación implica, Banxico probablemente mantendrá una postura monetaria cautelosa, procurando mantener la tasa de interés objetivo sin cambios en lo que resta del año, a menos de que el tipo de cambio muestre una depreciación acelerada.