Pero Trump quiere títeres y su candidato resultó congruente con el mandato de autonomía y buen juicio que requiere el banco central más influyente del mundo
Jerome Powell difícilmente ganaría una elección política y mucho menos si su rival fuera un populista como Donald Trump.
Para fortuna de este economista que preside la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no parece que en el futuro tenga que verse en la necesidad de jugar a la política partidista y menos enfrentarse al actual Presidente de Estados Unidos.
Sin embargo, este importantísimo personaje puede sentirse orgulloso de ser uno de los muy pocos seres humanos en poder enfrentar de tú a tú el pulso autoritario de Trump.
Con los legisladores republicanos sumisos a los deseos del Presidente, con los más prósperos empresarios temerosos que Trump puede tener en sus negocios, con el mundo entero doblado por la amenaza arancelaria de La Casa Blanca, el titular del banco central de Estados Unidos puede presumir que, hasta hoy, Trump, ahí, encuentra un límite.
Powell hace política monetaria incluso cuando hace comentarios que sonarían a posicionamientos políticos opositores.
Como este pasado fin de semana que el titular de la Fed regresó a su alma mater, la Universidad de Princeton, a llamar a los estudiantes a proteger la democracia y a aquilatar a las universidades estadounidenses como un activo crucial para su país.
Evidentemente que esta reflexión de Powell es en respuesta al ataque de Donald Trump a múltiples instituciones de educación superior de aquel país y en especial ahora a Harvard.
Este llamado de movilización estudiantil para defender el modelo de universidades estadounidense es hacer política monetaria porque demuestra que tiene la independencia y el valor de oponerse a un personaje al que prácticamente todos los demás le tienen miedo.
Trump fustiga a Powell cada vez que puede, fiel a su costumbre de reaccionar con insultos, el Presidente de Estados Unidos llama al Presidente de la Fed un “mayor looser” porque no obedece a sus pretensiones de bajar las tasas de interés a su antojo.
Trump ya ha intentado deshacerse de Jerome Powell, pero resulta que la Corte Suprema de su país, otro organismo que titubea en su independencia, recién le dijo que el Presidente no tiene facultades para intervenir en la política monetaria a través de remover a los integrantes del órgano colegiado.
Lo que sí debemos esperar es que tan pronto como pueda, esto es, en mayo del 2026, Donald Trump nominará a alguien más para el cargo de Presidente de la Fed, seguramente sería alguien como Kevin Warsh, ex integrante del Comité de Mercado Abierto de la Fed, quien comparte con Trump sus duras críticas contra Powell.
Hay que recordar que el actual Presidente del banco central estadounidense fue una designación del propio Trump para eliminar las posibilidades de reelección de Janet Yellen durante su primer mandato.
Pero Trump quiere títeres y su candidato resultó congruente con el mandato de autonomía y buen juicio que requiere el banco central más influyente del mundo.
Difícilmente Powell habrá de conseguir que los estudiantes de Princeton, o Harvard, se lancen a las calles a defender la democracia y a las universidades de su país, pero es de los pocos personajes de ese nivel que se pueden dar el derecho de alzar la voz sin temor a represalias y qué bueno que así lo haga.