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Con la conclusión del primer semestre del año, resulta adecuado llevar a cabo una revisión del panorama de mercados y los pronósticos realizados a principios del año. Vale la pena recordar que el consenso de expectativas de los principales analistas pronosticaba un año positivo para los mercados accionarios en Estados Unidos, aunque con mayor cautela a los años anteriores después del fuerte ajuste a la baja observado en el cuarto trimestre del 2018.

En promedio, los especialistas pronosticaban un incremento de alrededor de 8 a 10% en las utilidades de las empresas y un aumento similar en el índice S&P 500. En este sentido, las estimaciones han sido ampliamente superadas, ya que el índice S&P 500 presentó un incremento de 17.3% durante los primeros seis meses del año.

Esta alza se dio después de una caída de 15% en el cuarto trimestre del año pasado, cuando el mercado comenzó a descontar un escenario de mayor riesgo, caracterizado por señales de desaceleración global, un incremento en las tensiones comerciales y la aparente falta de voluntad de la Fed para suavizar su política monetaria ante el fuerte endurecimiento de las condiciones financieras y menor actividad económica.

Sin embargo, a principios del 2019, la Fed mandó un cambio de señal drástico en cuanto al rumbo futuro de la política monetaria, quitando de la mesa la posibilidad de mayores incrementos en la tasa de interés y anticipando el fin a su programa de retiros de liquidez del mercado.

La perspectiva de una Fed más acomodaticia generó un fuerte vuelco en la moral de los inversionistas, a pesar de las crecientes señales de desaceleración global. En este contexto, los mercados accionarios estadounidenses presentaron un alza prácticamente ininterrumpida entre el comienzo del año y finales de abril, con el S&P 500 registrando una ganancia de 17.4% y alcanzando un nuevo máximo histórico el 29 de abril.

Sin embargo, a principios de mayo vino un fuerte ajuste a la baja, cuando las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos entraron en un impasse y ambos gobiernos amenazaron con implementar aranceles adicionales, convirtiendo la disputa comercial en una verdadera guerra sin cuartel.

Entre el 3 de mayo y el 3 de junio, el S&P 500 presentó una caída de 6.8 por ciento. Sin embargo, la Fed le volvió a poner piso a la caída cuando comenzó a transmitir al mercado la posibilidad de una disminución en las tasas de interés para mantener el ciclo de expansión económica.

Esta señal fue refrendada en el anuncio de política monetaria del 19 de junio. La tendencia alcista de los mercados accionarios estadounidenses se ha extendido a los primeros días del segundo semestre del año, impulsada por la tregua temporal entre China y Estados Unidos anunciada en la reunión del G20 del fin de semana pasado.

Aunque es posible que los mercados mantengan una buena tendencia en el segundo semestre, no hay que perder de vista ciertos riesgos, entre los que destacan: i) la enorme brecha que aun persiste en las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos; ii) la posibilidad de una nueva disputa comercial entre Estados Unidos y Europa; iii) un escenario de Brexit desordenado; iv) las crecientes tensiones geopolíticas entre Estados Unidos e Irán; v) las mayores señales de desaceleración económica a nivel global y en menor medida en Estados Unidos, y vi) la posibilidad de que la Fed decepcione la expectativa del mercado de al menos dos recortes en la tasa de interés de referencia en la segunda mitad del año.

Para que el buen desempeño de los mercados se mantenga, es importante que la Fed baje las tasas de interés, pero que esta decisión no sea una consecuencia de una desaceleración mayúscula en la economía estadounidense.