Elecciones 2024
Elecciones 2024

A principios de esta semana, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), cumplió con su comparecencia trimestral ante el Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo en Bruselas.

Ante la mejoría en las condiciones financieras y económicas a lo ancho de la zona euro y la disipación de un escenario de Frexit ante la derrota de la candidata populista Marine Le Pen en el proceso electoral de Francia, la intervención era relevante para entender la postura del BCE en cuanto al posible comienzo de un proceso de normalización de la política monetaria y el retiro gradual de los estímulos cuantitativos.

Vale la pena recordar que los datos del Producto Interno Bruto (PIB) de los últimos trimestres y el comportamiento reciente de algunos indicadores adelantados parecen confirmar que después de casi 10 años de estancamiento la región está teniendo por fin una recuperación cíclica, amplia y sustentable. Esta recuperación, que comenzó a mediados del 2015, fue muy dispareja y frágil en sus inicios; sin embargo, se ha venido ampliando desde la segunda mitad del 2016, contribuyendo a que la economía de la región creciera 1.7 por ciento en el año completo.

La recuperación se ha visto, principalmente, impulsada por un repunte en la confianza del consumidor que, en conjunto con un aumento en el financiamiento bancario al sector privado, ha contribuido a un incremento importante en las ventas al menudeo. Asimismo, la relativa debilidad del euro ha favorecido de manera importante a un renacimiento de las exportaciones europeas y de la producción industrial. Adicionalmente, la disminución de las tasas de interés de largo plazo a prácticamente 0 ha permitido a los gobiernos disminuir su costo de fondeo drásticamente, liberando recursos para relajar un poco las medidas de austeridad en países como España, Francia e Italia.

La agresiva política monetaria del BCE ha contribuido de manera determinante a impulsar el crédito al sector privado, disminuir los costos de fondeo de los gobiernos y debilitar el euro. Además, los estímulos cuantitativos del BCE y la política de tasas de interés cercanas a cero han contribuido a disipar los temores de deflación, ya que los precios están aumentando a un ritmo saludable (cercano a 1.8 por ciento). Sin embargo, parte importante del incremento en la inflación se debe a un aumento en los precios de los energéticos -que venían de una base muy baja en la primera mitad del 2016- y de los alimentos.

Al excluir estos impactos, la inflación subyacente se encuentra cerca de 1 por ciento, lo cual es relativamente bueno para estándares europeos, pero aún por debajo de los objetivos del banco central.

Ante este escenario, Draghi enfatizó que sería prematuro comenzar con la normalización de la política monetaria en este momento, ya que el impulso monetario del BCE sigue jugando un papel de soporte importante. Sin embargo, Draghi también reconoció que el balance de riesgos sigue mejorando y en ausencia de choques externos, es muy probable que el BCE comience a dar señales más claras en cuanto a la fecha de inicio del proceso de normalización de la política monetaria.

Aunque la interpretación de los comentarios de Draghi en su comparecencia fue interpretada como más dovish (acomodaticia) por el mercado, lo cual se reflejó en una debilidad inmediata pero temporal en la cotización del euro frente al dólar, el mercado ha comenzado a descontar que el BCE comenzará con un proceso de normalización muy gradual de su política monetaria hacia finales de este año al estilo de lo realizado por la Fed; primero, reduciendo los montos mensuales del programa de estímulos cuantitativos destinados a la recompra de instrumentos financieros para, posteriormente, concluir dicho programa y, finalmente, comenzar a subir las tasas de interés.

[email protected]